Contaminación acústica proveniente del transporte
En el ambiente urbano y suburbano una
de las fuentes de ruido más extendidas es el transporte, particularmente el
transporte automotor. El ruido de los vehículos automotores es en general una
superposición de tres tipos de ruido de orígenes bien
diferenciados: a) el ruido de propulsión (el motor, la transmisión y el sistema
de escape asociado); b) el ruido de rodadura entre las cubiertas y la calzada; y
c) el ruido aerodinámico. A velocidades por encima de 80 km/h el ruido de origen
aerodinámico
supera a los otros. Entre 50 km/h y 80 km/h predomina el ruido de rodadura. Por
debajo de 50 km/h, en general predomina el ruido del motor. Sin embargo, y
especialmente en el caso de los automóviles más nuevos, el silenciador de escape
es tan efectivo que aún a velocidades tan bajas como 40 km/h sigue predominando
el ruido de rodadura.
Vemos así que a las velocidades urbanas típicas en general prevalecen el ruido
de rodadura y el del motor.
Para un vehículo individual, un aumento de la velocidad implica una menor
duración del tiempo de paso frente a un observador, por lo cual el nivel
equivalente (nivel promedio) parecería reducirse. Sin embargo, la energía sonora
emitida aumenta
más rápido con la velocidad que lo que se reduce el tiempo de paso, por lo que a
mayor velocidad, mayor nivel equivalente.
Otra consideración es el refuerzo del sonido emitido por reflexión en las
paredes y en el pavimento. Este fenómeno se conoce como reverberación urbana y
puede aumentar el nivel sonoro en varios decibeles con respecto al que se
tendría en un
espacio completamente abierto. Un frecuente planteo es el de cómo debería
distribuirse el transporte urbano para
reducir el ruido. Si consideramos el transporte de personas, un colectivo
produce, en términos absolutos, 6 veces más ruido que un automóvil para
transporte individual (expresado en términos de energía sonora). Pero en
términos relativos, dado que un automóvil transporta un promedio de 1,5 personas
y un colectivo 30, el colectivo emite 3 veces menos ruido por pasajero
transportado que un auto. Esto implicaría que si se reconvirtiera el transporte
totalmente a transporte colectivo, se lograría una reducción de hasta 5 dB con
respecto a un transporte mayoritariamente individual. El ruido de rodadura
también puede ser reducido evitando los empedrados irregulares, baches, etc.
Utilizar pavimentos más porosos permite reducir la emisión
secundaria causada por las reflexiones del sonido en la calzada. Se ha
demostrado, por otra parte, que utilizar superficies irregulares, recovas y
diversos elementos de mobiliario urbano que ayuden a desviar las reflexiones del
sonido pueden redundar en una reducción de unos 2 ó 3 dB.