Dice Humberto Botta:
De pronto todo se confunde...ya no se sabe si es niño...un adolescente o si el simplemente hecho de ser un adulto, asusta a su interior y todo es sólo un fugaz sueño...
Claro que ya no somos los mismos que hace años repetíamos la en esa época, dura tarea del aprendizaje.
Ahora nos vemos con la tonta arrogancia de los mayores, que esto es una prueba más en nuestras vidas.
Más no es así, es la labor más sublime y la más justa que nos ha tocado.
Aquí vemos, en su real dimensión, el altruismo de quiénes sin vanidad, ni falsos orgullos, dan de sí todo a estos alumnos, ya bullangueros, de pronto circunspectos, ahora serios, que después de innumerables horas compartidas, logran al fin darse cuenta de tamaña empresa...
Esta vez no fui a la escuela como una tácita obligación de jóvenes con el futuro.
Simplemente fui con la clara determinación de poder aprender de quiénes modelan y guían emocionalmente a las sucesivas generaciones...todo lo que, aún, con la problemática de transitar una dura etapa de la vida, puedo llegar a obtener.
Diversos modos de ser, sentir y expresarse, muestran las facetas incríbles de los profesores y compañeros ...y de cada uno de ellos, quedará por siempre, ese ajustado y siempre añorado sentimiento de comprensión que compartimos.
Nada de estas horas se borrará.
Aquí, en estas aulas, quedarán los fantasmas del niño-adulto que querrá perpetuarse en estas paredes.
A todos por igual...¡Gracias!