1902 - 30 de abril - 2002 El protagonismo de los colonos galeses en la
frontera argentino-chilena (Por
Gustavo De Vera, co-autor del libro "1902") Celebrar el centenario
de un hecho como el Plebiscito obliga a reflexionar sobre las
lecciones que nos brinda la historia. Cuando el contexto de la
celebración es el que hoy atraviesa nuestro país, se debe, además,
considerar seriamente hasta dónde hemos podido aprender de
ellas.
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Una perspectiva de la Escuela inédita hasta ahora: se
trata del momento en que los pobladores comienzan a reunirse
junto al local escolar a la espera de que lleguen los miembros
de la Comisión de Límites. (Foto: cedida por la familia
Holdich para su publicación en el libro "1902". Londres
2002). |
En ese
mismo contexto, la aventura de llevar adelante una investigación que
permitiera reconstruir a base de documentos y testimonios los hechos
ocurridos en aquellas jornadas vividas junto a la Escuela Nacional
del Río Corintos, o Escuela Nº 18, resultó tan apasionante como
perturbadora. No se trataba ya de establecer el mecanismo por el
cual, aquella tarde del 30 de abril de 1902, los colonos galeses
hicieron saber al árbitro británico su determinación de permanecer
leales a su gobierno adoptivo, el Estado Argentino; ni de verificar
si efectivamente se comieron los famosos patos argentinos que
habrían provocado, en el aplomado, Holdich el desliz de anticipar lo
que meses más tarde sería la determinación del Rey Eduardo VIIø. Las
premisas básicas con que comenzamos nuestra búsqueda nos pusieron de
inmediato sobre un escenario mucho más complejo y por eso mismo más
atractivo, en el que la modesta acción de un grupo de colonos
galeses apareció formando parte de un proceso en el que no sólo
estaban en juego las cincuenta leguas que poblaban en el Valle 16 de
Octubre, sino 94 mil kilómetros cuadrados de bosques, montañas,
lagos, ríos y valles, situados en su mayoría sobre los Andes
patagónicos.
ALGO DE HISTORIA
En 1901
Chile y Argentina estaban a punto de iniciar una guerra por estos
territorios que se disputaban hacía más de cincuenta años. Las
cuestiones de soberanía eran en ese momento dudosas toda vez que,
como lo señala el autor chileno Alejandro Magnet, citado en nuestro
libro, Argentina estaba dispuesta a hipotecar todas sus tierras
fiscales a cambio de armas y acorazados, mientras que Chile ofrecía
la Isla de Pascua como parte de pago de su flota de guerra. Los
intereses geopolíticos movían a ambos gobiernos a buscar consolidar
su presencia en la Patagonia. Pero la imposibilidad de aplicar en la
cordillera patagónica el principio de "las altas cumbres que dividen
las aguas continentales", límite natural que hasta ese momento ambas
partes habían aceptado a lo largo del resto de la extensa frontera
argentino-chilena, se convirtió pronto en el principal motivo de la
disputa. La formación geográfica de la región, con cordones
montañosos transversales (en lugar de correr de norte a sur como en
el resto de la cordillera), cumbres que no superan los tres mil
metros de altura, valles que corren de este a oeste o a la inversa y
ríos que nacen al este de la cordillera pero desaguan en el océano
Pacífico, conformaron el paisaje intrincado sobre el que accionaron
personajes como el Perito Moreno y su par chileno, Hans Steffen. La
importancia del Valle 16 de Octubre en tales circunstancias debe
necesariamente ser explicada: es el valle más importante en
extensión y productividad de toda la zona en conflicto. Y junto a
los valles de Cholila y El Bolsón, conformaban la zona más apetecida
por las partes. Al mismo tiempo, era el único lugar en toda la
región litigiosa en que se había instalado un asentamiento
organizado: la colonia galesa desprendida en 1891 de las que se
encontraban desde años atrás en la costa atlántica de Chubut. Allí
se encontraba un juzgado de Paz argentino, una comisaría y un
destacamento militar perteneciente al 6ø de Infantería del Ejército
Argentino. Los galeses, además, traían consigo una organización
social poderosa para su tiempo y para la situación de aislamiento en
la que se encontraban: la capilla. En ella, además de las
celebraciones religiosas, los colonos establecían pautas de
funcionamiento social y acostumbran a deliberar todas las cuestiones
de índole comunitaria. Es decir, sometían tales cuestiones a
espontáneos "plebiscitos".
PARADOJAS
El
fallo arbitral de Eduardo VIIø (dictado el 20 de noviembre de 1902)
no favorece la propuesta del Perito Moreno de tomar las altas
cumbres como límite natural, ni otorga a la Argentina una mayor
cantidad del territorio en disputa. Tampoco acepta la propuesta de
Chile de que fuera la divisoria de aguas la línea divisoria de
nuestros países. El Tribunal Arbitral aconsejó adoptar una tercera
línea "de transacción". Esta línea -nuestro límite actual- daba
prioridad a la ocupación efectiva de las tierras por una u otra de
las partes en conflicto. Un criterio que ya se preveía podía se
adoptado por el árbitro ante la imposibilidad de conciliar las dos
posturas científicas de Moreno y Steffen, o mejor dicho, Diego
Barros Arana, perito al que respondía el geógrafo alemán contratado
por Chile. Los periódicos de Buenos Aires habían anticipado esta
posibilidad el 29 de abril, cuando publicaban "El laudo arbitral
reconocerá como principio de criterio la adjudicación de los
territorios litigiosos al país que los posea real y efectivamente,
en cuanto fuese posible. Dícese que en el territorio denominado de
Ultima Esperanza se hará prevalecer a favor de Chile, el divortium
aquarum tal como lo demarca el Sr. Barros Arana, y que en la
Patagonia central se adjudicará a la República Argentina el dominio
de los valles efectivamente poseídos por ella, tales como el 16 de
Octubre" (La Prensa, Buenos Aires, 29 de abril de 1902). Y en Chile,
pocos días antes de conocerse el fallo de Eduardo VII, el diario El
Mercurio publicaba: "Lo más probable y lo más lógico -afirmó
entonces El Mercurio- es que el árbitro, colocado en esa
contradicción, imposible de salvar, haya trazado una línea media de
buen sentido y equidad (...) Es jurisprudencia práctica universal
que no se puede por ningún motivo desnacionalizar el territorio. Una
familia, con unas cuantas ovejas, que se establece en un territorio
antes inhabitado, le da la nacionalidad del país a que pertenece. La
ocupación da derecho. Si no hay tratadistas que se atrevan a
formular esta idea así, en crudo, no hay tampoco gobierno en el
mundo que no la aplique en toda su crudeza. Y nadie podría ser más
respetuoso del criterio de ocupación que el gobierno inglés, cuyo
vasto imperio está fundado y continúa creciendo sobre la base de que
la ocupación es el título supremo" (Diario El Mercurio, Santiago de
Chile, noviembre de 1902).
MORENO LA TENIA
CLARA
Conocedor del pensamiento británico, el perito Moreno jugó
cartas en diferentes planos. Realizó una investigación exhaustiva
del territorio patagónico que documentó en la exposición de nuestro
país ante el Tribunal Arbitral con tal profundidad y precisión que
mereció el reconocimiento de sus pares chilenos. Pero al mismo
tiempo se sirvió de los periódicos británicos, europeos, de Buenos
Aires y Santiago de Chile para llevar adelante campañas de prensa
que buscaban debilitar las posiciones de sus adversarios. Mientras,
llevaba adelante una política de ocupación efectiva de tierras en el
territorio en disputa. Así como cultivaba amistad con los
principales referente de la Colonia galesa hacia 1898, fomentaba la
instalación de pequeñas colonias científicas en otros puntos más al
sur, como colonia Koslowsky (cerca del actual Río Mayo) y Stainfield
(en la actual Río Senguer). Cada una de estas misiones científicas
estaba conformada por naturalistas, sus respectivas familias,
asistentes, y todo tipo de peones y empleados, ya que debían
autoabastecerse, representando pequeños poblados dependientes del
Museo La Plata, fundado por el Propio Moreno. Moreno sabía -intuía o
había sido debidamente asesorado- que ante los ojos británicos "la
ocupación da derecho".
EL RELATO DE STEFFEN
En este
marco, la presencia de la Comisión de Límites en la Colonia 16 de
Octubre y el recibimiento de que fueran objeto por parte de los
colonos galeses, con banderas argentinas y canciones e himnos en
galés; la reunión mantenida en el interior de la escuela de la
Colonia, fueron claras demostraciones de la ocupación que la
Argentina hacía de estos territorios. Prueba contundente de ello es
la carta que Steffen envía desde la Colonia 16 de Octubre a su
gobierno, el 1ø de mayo, es decir, al día siguiente del Plebiscito:
"La ceremonia a la cual fue invitado también el infrascrito y que
tuvo lugar en el edificio de la escuela, culminaba en la
presentación y lectura pública de un documento firmado por varios de
los colonos mas prestigiosos, en que se daba la bienvenida al
coronel Holdich y comitiva y se expresaba el deseo de una pronta
resolución del litigio de límites. El gobierno Argentino, se
agregaba, no puede dar a la colonia el desarrollo deseable mientras
la cuestión del deslinde no esté arreglada definitivamente". Con
tales palabras, poco puede dudarse de la determinación de los
colonos galeses en aquellas circunstancias. También es posible,
gracias a Steffen, conocer la importancia que Holdich daba a estas
expresiones: "Es evidente que el señor delegado inglés -como lo hizo
ya en última Esperanza- atribuye mucha importancia a la ocupación de
los terrenos disputados, pues se suele informar cuidadosamente sobre
la nacionalidad de los colonos, sus títulos de propiedad, las
construcciones de casas y trabajo de campo realizados por ellos, los
mercados donde compran sus provisiones y venden sus productos, los
caminos que usan en sus viajes etc.". Pero aún más, la confesión de
Steffen a su gobierno sirve también para observar el ánimo que
imperaba entre los miembros de la comisión: "De la conversación que
tuvimos en este día como también en otras ocasiones, he ganado la
convicción de que el coronel Holdich ha hecho suyas las ideas del
perito Argentino".
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La
investigación arrojó otro documento relevante: la carta que
Holdich dirigiera al secretario del Tribunal Arbitral en
Londres, con fecha 1ø de mayo y desde la misma Colonia 16 de
Octubre. En ella vuelca conceptos que evidencian la
determinación de los colonos galeses: "La mayoría de los
pobladores se muestra proclive a la Argentina, y cualquier
consulta acerca de las prioridades de los asentamientos en
esta parte, indudablemente favorecerá a las pretensiones
argentinas". (Copia del manuscrito cedida a los investigadores
por la familia Holdich, Londres, 2002) |
Sir Thomas
H. Holdich, delegado del Tribunal Arbitral
Británico. |
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Tradicional imagen que identifica a los hechos del
Plebiscito: las familias galesas posan para el fotógrafo
frente al local de la Escuela Nacional. |
El perito
Moreno, representante argentino en la Comisión de
Límites. |
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Han
Steffen, una eminencia en las ciencias geográficas, contratado
por Chile para defender sus aspiraciones sobre los territorios
cordilleranos. |
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