Dice José Narosky:

"Cuando el niño soñó poesía,                           

 el hombre será...Poesía"

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  A MIS CHICOS DE SEXTO Y SÉPTIMO/ 1984 A 1986

A pesar de los años pasados, aún resuenan los gritos y saltos de pasillo, como así también, el trabajo fecundo del aula, las lindas ganas de escribir , de decir lo que querían y lo que sentían.

El bullicio era parte del todo, del poder y del querer.

¿Había vergüenza?

¡¡¡¡Siiii!!!!!!

Pero unos a otros se daban ánimo y se vivía la  hermosa aventura de comunicarse y disfrutar de la lengua.

Algunos momentos, parecían odiosos, pero era necesario sembrar la semilla básica, los pilares del idioma.

¿Se acuerdan del Cuaderno de Ortografía?

¡Quién podrá olvidarlo, si era el verdugo semanal!

¿ Y la conjugación de verbos?

¡Qué plomo dirían hoy vuestros hijos!

¿ Y  el análisis sintáctico?

¡Qué odisea catastrófica!

¿Y el análisis semántico y morfológico?

¡Mil veces preguntaban para qué servían!

Sin embargo, el disfrute del cuento logrado, la poesía encontrada, la canción creada, la recreación inventada para los nenes del turno tarde, los caramelos en el bolsillo del payaso o los zancos de latas de durazno, fueron , son y serán el mejor homenaje al idioma , la caricia para el alma de los recuerdos y la belleza convertida en fruto!

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