Es como estar en el paraíso, responderá el pinamarense con orgullo, por su atractivo paisajístico, en un ambiente acogedor donde todo es hermoso, desde sus médanos vivos construidos por el viento, hasta sus frondosos bosques, con sus perfumes de pinos y eucaliptos, y su intenso mar y doradas playas. Donde todo es diferente, otro tiempo, otro espacio, otro aire, que infunde alegría de vivir, con los amaneceres en el mar y las puestas de sol en la pampa .El mar es saludable y tonificante. La playa es increíble para los que buscan recorrer extensiones de decenas de Kms. sin acantilados, ni accidentes geográficos.

Todo esto es la herencia que dejaron los pioneros arquitecto Jorge Bunge y Héctor Manuel Guerrero, que con visión de futuro ecológico se abocaron a principios de la década del 40, a la impresionante tarea de convertir una zona desértica en un paraíso.