"Nunca he
podido comprender como una nación viril que se dice dueña de extensísimas
zonas, desde el trópico hasta el polo antártico, no se empeña en estudiarlas
para utilizarlas, que es lo que justificará su dominio sobre ellas.
De nuestra indiferencia por lo que heredamos de España, no sin violencia para
su parte, ha resultado la pérdida de buena porción de aquella herencia,
desprendimiento que sólo tiene explicación en la riqueza deslumbradora de los
centros que se dicen pensantes, y no piensan en la patria.
Los fáciles goces materiales hacen olvidar desgraciadamente nuestros deberes
para con ella, en el cosmopolitismo que nos absorbe y al que sólo oponemos de
cuando en cuando el recuerdo fugitivo de pasadas glorias que, en nuestro
sibaritismo decadente, creemos ser resultado de esfuerzos de hombres diferentes
a los del día, contentándonos con decirlo, sin querer pensar que todos los
hombres son iguales cuando de la misma manera el suelo en que han nacido. Las
generaciones venideras han de pedir cuenta a las presentes de lo que fue
argentino y hoy ya no lo es, y ha de ser duro el juicio que se formen sobre sus
padres, que son lo hijos y nietos de los grandes de 1810. Y pensando desde
entonces así, quería contribuir con mi humilde esfuerzo a que el desierto
dejase de ser tal." El entusiamo de la primera juventud me decía: "Contribuirás
a abrir la senda por donde la civilización llegue a Los Andes, y divulgarás
que es el suelo de la patria, y no te detendrás para ello ante fatigas que
otros han arrostrado sin quejas, persiguiendo el mismo fin en circunstancias mil
veces más penosas."
ESTA EN NOSOTROS REVERTIR ESTA SITUACION ADVERSA QUE HOY TIENE LA ARGENTINA, SOLO LOS HABITANTES QUE AMAN EL PAÍS, PUEDEN SALVARLO.