PROCESO
DE VALORACIÓN DEL
“FONDO DE CAMPO”
OSTENDE
MONTECARLO
CARILO
PINAMAR
VALERIA
DEL MAR
El objetivo de este trabajo es seguir
el proceso de desarrollo de los núcleos urbanos en la región del Tuyú,
para demostrar que ha tenido en la iniciativa privada su origen
fundamental, aunque con particularidades propias en cada caso.
El otro
proceso igualmente importante que paralelamente iremos siguiendo, es el de la
transformación del inculto y bravío fondo de campo en
la suave, hospitalaria y sofisticada costa turística.
Tuyú en
idioma guaraní significa “barro”. Y fue en ese barro, dócil aunque de
fiero aspecto, en el que la mano del hombre
modeló calles, trazó plazas y avenidas, plantó, sembró, edificó,
fundó.
En el
sector costero este acto de creación no se realizó a expensas de tierras agrícolas,
sino recuperando áreas de dunas vivas. En ellas se crea un estado parcelario
con un régimen especial en cada caso, ya que tienen origen en actos
individuales de propietarios que han subdividido con fines inmobiliarios o turísticos.
....o....
OSTENDE,
LA DECANA
EL
FERROCARRIL
Los 25.000 km de playa en manos de los herederos de Carlos Guerrero
vieron llegar el progreso sobre los rieles del ferrocarril, que habilitó la
Estación Juancho dentro de su campo en 1908.
Las estaciones
ferroviarias de Macedo, Invernadas y Juancho, quedaron reducidas a su específica
función. No sucedió así con los kilómetros de playa de estos campos. Existe
un antecedente en Catastro Provincial en 1887, en la estancia Juancho de Carlos
Guerrero, donde figura el trazado de un pueblo a orillas del océano, mucho más
extenso que el del Divisadero.
Al tener
el medio más moderno de comunicación, surge la idea de aprovechar esa costa
con fines turísticos. El ambicioso proyecto es encarado a partir de 1909 por
una compañía belga que utiliza mano de obra japonesa de una Colonia llamada
Tokio (hoy ruta 11 y Víctor Hugo).
Estaban al frente los belgas Fernando Robette y Agustín Poli,
originarios del puerto y balneario flamenco Ostende, cuyo nombre pusieron a la
villa atlántica. Deseaban que tuviese características similares
las de su ciudad natal, en el Mar del Norte, y así nace el proyecto
encargado a Chaperouge, diseñador
de los planos de la ciudad de Mar del Plata. Estos planos se ven impresionantes:
sus calles evocan nombres de ciudades y lugares de moda para el gran mundo
europeo de principios de siglo, puntos turísticos o provenientes del boom de
los descubrimientos arqueológicos de la época o usos y modalidades arquitectónicas
o urbanas relacionadas con la Costa Azul o
La Riviera francesa. Llama la atención, en ese hermoso proyecto, la
ausencia total de espacios verdes y el hecho de que se haya ignorado la topografía
ondulada y cambiante del ambiente a urbanizar. Es mi deducción que el famoso
urbanista jamás se aventuró por
el “fondo de campo” de estas salvajes pampas. Con el debido respeto.
Se previó
construir una avenida central que terminaba en un trazado semicircular
denominado hemiciclo, en el que se imaginó la concentración de hoteles y
grandes infraestructuras turísticas. También se hacía reserva de lotes
destinados para edificios públicos, cementerio, hospital, un sinnúmero de
plazas y parques, corralón municipal y estación ferroviaria.
En 1912,
comienza la construcción de la Rambla Sur, con escalinatas de ambos lados, para
bajar a la playa. Se comienza a construir un hotelito, y, con una profusa y
exitosa propaganda en medios de la capital, se venden muchos lotes. El 6 de
abril de 1913 se coloca la piedra fundamental.
Se construye un gran muelle y varios galpones. El material necesario se
traía desde Buenos Aires por mar. Los grandes barcos fondeaban lejos, por su
gran calado, desde donde se descargaban por medio de barcazas tiradas por
caballos. El señor Domingo Repetto, creador de la Iglesia, donó gran parte de
la madera para hacer este muelle. Eran pilotes de pinotea con puntas de acero,
que se clavaban en el fondo del mar con un martinete. En el Museo Histórico del
Partido se conserva la caldera que
alimentaba el martinete.
Don
Domingo Repetto, hombre de fe, construyó en sus terrenos una capilla, con casa
para los sacerdotes y vivienda familiar, a la vez que
los monjes Carmelitas edificaron su Casa de Retiros Espirituales (hoy en
pie, propiedad de la familia Sibilla, aunque el paso del tiempo le ha hecho
perder la torre-campanario-mirador que la identifica en fotos antiguas).
El 15 de
diciembre de 1913 abrió sus puertas el Thermas Hotel, hoy Viejo Hotel Ostende,
que luce aún en nuestros días su histórica estampa. Fue el centro de la
actividad turística y social del flamante balneario.
El sitio
donde se fundara el pueblo estaba entre los campos “El Rosario” y “La
Invernada”, de modo que el acceso desde General Madariaga se hacía por un
precario camino que dividía ambos campos, generalmente intransitable, por lo
que se optaba por llegar a Juancho en tren, entre montes de tala y coronillo, bañados
y lagunas. Allí se subían los sufridos turistas a un “Decauville”,
trencito de trocha angosta que corría sobre rieles apenas “apoyados” sobre
la arena. Cuando los vientos trastornaban el trazado de la duna, se sacudía a
estos rieles como si fuesen alfombras para no perderlos de vista. El turista,
ajeno a tanto trajín, se sentía transportado con comodidad y con la necesaria
y buscada cuota de aventura hasta el puesto “El Tokio”, donde vivían los
japoneses que trabajaron con la Compañía Ostende S.R.L. desde su formación
(hoy existe y conserva su nombre, propiedad del Sr. Lamarque, en Ruta 11 a la
altura de Víctor Hugo). Desde allí, un coche de varias plazas tirado por 2 ó
4 caballos, lo dejaba en la puerta del hotel.
Fueron
temporadas veraniegas brillantes; el alegre triunfo de la naciente clase media,
la ilusión del Biarritz autóctono, pero...
La bella
trama urbana, ideal para un llano estable, fue implantada sobre onduladas dunas
vivas, sin previa forestación. A medida que se levantaba la edificación, se
fijaba el médano con tamariscos o con esparto, pero sólo donde se construía.
Tan alegres como los veraneantes, fundadores y pioneros estaban allí nuestras
dunas. Silenciosamente, iban retomando su propiedad milenaria.
Entonces
se hizo presente la gran tragedia de 1914. Los belgas que pensaban en radicarse
no vinieron y los que estaban aquí se fueron. Los capitales prometidos cesaron
de llegar; Abandonaron los compradores el pago de las cuotas: la patria estaba
en guerra. La Compañía que había iniciado la epopeya, en lógica
consecuencia, quebró. Una vez ausente el espíritu fundacional, la mayoría de
los compradores desistieron de salvar las ruinas.
En 1924,
El Sr. luis Bellatorre y los hermanos Eugenio, Juan y José Pallavidini terminan
su relación contractual con “The
Myland Company” del Ferrocarril Sud, como concesionarios del comedor y los
coches-cama. Decidieron entonces invertir en la compra del hotel Ostende. Tenían
la fina vajilla y ropa de cama
adquirida para el ferrocarril. Sabían, además, cómo manejar un servicio de
categoría. Luchadores de la estirpe que hacía falta en aquella empresa,
refaccionaron, ampliaron, contrataron personal y comenzaron su lucha privada y
diaria contra el médano. Las familias de Madariaga, esa clase media en ascenso
a la que hago mención permanente en este trabajo, y cierto número de habitués
que año a año se llegaban,
formaron una clientela aventurera, sociable, enamorada del espacio natural que
se les ofrecía. Los propietarios ganaban clientes con su famosa cortesía y
delicadeza. Fueron los años locos. Los Pallavidini se quedaron también con El
Tokio, ya que Guerrero cobró sólo un alquiler simbólico para evitar la posesión
treintañal, según cuenta su hija Valeria.
Fernando Alvarez, hijo de Antonio, el antiguo mayordomo de don Manuel
Guerrero, instalado con su familia en una casilla de madera en los médanos
cerca de El Tokio, compró una rural a la que le desinflaba las gomas para
atravesar las dunas con los pasajeros del hotel que llegaban a la estación de
Juancho. También manejaba una pala de buey para sacar la arena que se
depositaba sobre las puertas del hotel. Cuenta Valeria Guerrero que el hotel
parecía un barco encallado en medio del arenal. También lo compara con un arca
de Noé: allí no faltaba nada en ninguna época del año. Nos deja una cálida
historia invernal en la que, con su esposo Juan Pablo Ruso, se hospedaron en
medio de una sudestada de julio y saborearon un delicioso lechón asado en la
cuadra de la panadería, junto a todos los que permanecían en la vigilancia del
médano voraz.
Se admira
la heredera de la tierra, la viajera incansable, de encontrar en tan apartado y
difícil lugar un hotel con cuartos con baño privado, agua caliente,
luz eléctrica, buena vajilla y ropa de cama y una cocina de primera.
Valeria pondera una organización hotelera que tenía su buena bodega, panadería,
lavadero, sala de planchado, usina, herrería, carpintería, oficinas...y todo
funcionando como un reloj.
Allí pasó
algunas noches el escritor y aviador Antoine de Saint Exupery, autor de “El
Principito”, en la década del 30. También en ese período, los escritores
argentinos Adolfo Bioy Casares y su esposa Silvina Ocampo se inspiraron
para escribir su novela “Los que aman, odian”, en el ambiente de aquel
Ostende de los años locos.
Bajo
la arena están las vías del delicioso Decauville y las ruinas esquivas de la Iglesia...el muelle fue vendido a una maderera de Mar del
Plata por una acreedora a quien apodaban según algunos “la turca”, o “la
rusa” y que según otros era de nacionalidad rumana... ¿Importa? No. Yo me
quedo con la epopeya: con Fernando Robette y Agustín Poli, con su romántica
empresa, con la fe que sólo una tragedia mundial pudo doblegar. Me quedo con
los inefables hermanos Pallavidini, los amigos y compatriotas italianos de mi
abuelo, que con su hospitalaria sonrisa me preparaban pequeños emparedados de
salame mientras destapaban para mí una Bilz. Esta exquisita bebida, antecesora
de las gaseosas actuales, tenía una pulpa asentada, por lo que había que
agitarla antes de destaparla. Inteligible
dialecto se escapaba como música
de sus labios amables que saboreaban el vino tinto, mientras
me miraban con ojos buenos jugar recorriendo el hotel, asustada de sus
grandiosas oscuridades, embelesada por su cocina siempre activa, intrigada ante
sus puertas cerradas. Sí. Me quedo con el placer por la aventura, con la
bondad, el misterio o aquel romanticismo que alcancé a percibir aún siendo tan
pequeña, lo que indica que debieron haber sido sentimientos muy fuertes en
aquellos hombres.
Hoy
es propietario del Hotel Ostende el Sr. Abraham
Salpeter, quien, con su hija, Licenciada en Turismo, lo han reciclado con mucho
respeto. Se ha agregado el moderno confort, pero sin tocar la delicada nostalgia
por la bella época, su mayor encanto. Se conserva parte de aquella vajilla de
“The Myland Company”; las cómodas de roble con tapa de mármol, baúles,
cuadros, fotografías de bañistas o del personal uniformado; jardines
interiores, escaleras con balaustres y... ¡la antigua panadería! Hoy ésta es
el bar de la piscina, pero con su horno, su mostrador de noble estampa en el que
se despachaban las legendarias medialunas, las herramientas y el gastado piso
original. Pero el impacto mayor lo produce el elegante comedor, orgullo de su
dueño, con el piso en damero, las sillas tonnet y aquél enorme aparador de
doble alzada rematado por una feroz gárgola que solía
comerse a las niñas curiosas.
La
escritora Valeria Guerrero nombra al Sr. Cigarreta, quien llevaba gente desde
Juancho hasta Ostende, en un viaje de verdadera aventura. Conocí a esta bella
persona como propietario de la panadería de Pinamar.
El
Hotel tenía también un servicio de excursiones que se realizaba en una carreta
cerrada tirada por caballos, con asientos de madera a ambos lados, ruedas de
goma y ventanillas para apreciar el paisaje. Era el carretero el Sr. Pedro
Estanca, cuya descendencia vive y trabaja en estos pagos.
Hotel
Atlantic Palace: En 1927 se forma la sociedad Balneario Marítimo Atlantic City.
Era su presidente el Arquitecto Eduardo Sauze y el secretario el Arquitecto
Augusto Huguier. Compra esta sociedad tierras a Robette, algunas fuera del
hemiciclo y también las manzanas que ocupaba la rambla.
El
arquitecto Augusto Huguier construyó en
1928, el Hotel Atlantic City. Tenía en su parte superior un faro que guiaba a
los navegantes. Aún lo vemos hoy desde la playa, escueta expresión de lo que
fue un megaproyecto de la época y del que sólo se construyó la parte que hoy
se ve. Fue su propietaria más adelante la Sra. Emilia Melnik de Bercum, de
nacionalidad rumana, quien lo alquiló a l Sr. Parini en 1943. Este
recicló y explotó el hotel hasta que en
1945 fue vendido
a la firma Mar de Ostende SRL, presidida por Aníbal
Cichero Pitré, dueño de una firma maderera, que además integraban señores
de apellido Bardini, Salvucci, Ongay y Montanari. Tuvo como encargado durante años
al Sr. Hourcade, hasta que, en 1971, lo adquirió la Asociación Argentina de
Albergues para la Juventud, su actual propietario.
No
puedo menos que relacionar esta venta realizada al dueño de una maderera con la
otra, la gran venta, la controvertida y misteriosa venta del muelle de Ostende.
Valeria Guerrero dice: “Lo vendieron y se llevaron la madera. No sé quien fue
el culpable de semejante disparate. Unos dicen que la señora turca (por la Sra.
Berkun), quería conseguir dinero. Otros dicen que Jorge (por el arq, Bunge)
influyó en la venta para que Pinamar no fuera menos que Mar de Ostende. Nada me
consta”. Yo deduzco, a riesgo de equivocarme, que el muelle entró en la venta
del hotel y tierras que realizó la
original Sra. Bercun. De ella
comenta Valeria que “siempre estaba en conflicto con Jorge Bunge por
cuestiones de límites y trabajo”
Hubo
otras familias que acompañaron a los belgas en su aventura: El Coronel Soldaíni
y su esposa Adela Ponce de León, mujer de gran belleza cuyo nombre llevó la
casa que construyeron cerca del hotel Ostende. Famosa por la alegría de sus
veladas, se dice que, al flaquear las finanzas de los fundadores belgas, fue
ella quien ayudó a sostener las obras con algún
dinero. Adela plantó dos árboles
a la entrada de la casa. Agoró que, cuando sus puntas se juntasen arriba, ella
moriría. Cuentan que, al estilo del realismo mágico de García Márquez, al
crecer y besarse las copas, falleció la dueña de casa.
Esta
Villa tenía pequeños departamentos que, en verano, alquilaban familias de
Madariaga como los Eyras, los Arancedo, los Migliorini... También formó parte
del vecindario la familia Bellatorre, que tenía una hermosa casa de madera a
pasos del hotel. Proliferaban al pie del médano, en las inmediaciones de aquél
centro social que fue el hotel, casillas de madera, muy pequeñas, construidas
por el francés Bourell, o por Trillo de Madariaga, quien las traía rodando
totalmente armadas, o por uno de los socios del hotel Ostende; el Sr. Bellatorre,
el que solía agregarles detalles de madera y molduras procedentes de
demoliciones. Sus propietarios las habitaban verano tras
verano. A veces tenían que juntar sus restos por la playa, luego de
alguna furiosa sudestada. Eran las familias Smith, Faggionatto (padres de Elena,
futura esposa del presidente Frondizi), Marra, Soto, Coccari, Schuab, Muso,
Uranga, Fortassín, Bhom, Vieytes, Dellapina, Platino, Carrara, Claveríe,
Bernatá , y seguramente algunas más.
La
casa del fundador Robette, diseñada por Huguier, fue vendida al matrimonio
Fassel, Profesores de Educación Física de la Capital, quienes traían a sus
alumnos en los veranos. Hoy se conserva, maltratada por el tiempo, con ciertas
modificaciones en su fachada, pero original en su estructura.
Contemporánea
es, junto a ésta, la Casa de Retiros Espirituales de los Monjes Carmelitas,
perfectamente conservada, aunque con otro techo y sin el campanario que la
distinguía en las antiguas fotografías. Es propiedad de la familia Sibilla,
quienes la adquirieron a la Curia con todo lo inventariado. Entró en esa
compra, quizá inadvertidamente, la Virgen que ocupara el altar de Iglesia, de
un metro veinte de altura. Se encuentra hoy allí, a la espera de tener un lugar
consagrado digno de su valor histórico y sagrado. Ostende, que fuera la primera
localidad en tener su Iglesia, es hoy la única del partido de Pinamar que no la
tiene. Se construye en el oratorio Laura Vicuña una gran iglesia costeada por
la Curia y por las limosnas de los católicos generosos.
En
el barco en el que llegaron al país los belgas Robette y Poli, se conocieron
con un francés, José María Bourell, comisionado por el gobierno de su país
para la compra de caballos en Navarro, Pcia. De Bs.As. Entusiasmado por el
proyecto de aquellos, decidió acompañarlos, y así fue como se estableció en
Ostende. Se dedicó a la construcción de casillas y al negocio gastronómico;
formó una familia y estuvo aquí hasta el fin de sus días. He
visto en los semanarios de General Madariaga anuncios de sus servicios gastronómicos
y el ofrecimiento de alojamiento para trabajadores.
En
1928 construyó una fonda de madera
y chapas en la playa, sobre el médano en el que la furia de un temporal había
destruido el acceso al muelle. Sitio curioso;
increíble lugar para hacer una construcción.
Se
llamó “El viejito del acordeón” y fue lugar de reunión de turistas y
lugareños, para escuchar la música de acordeón de manos del “Ronco”
Pintos, saboreando el pescado o los mariscos que minutos antes habían pescado o
visto pescar para ellos. Para quienes atravesaban kilómetros y pasaban la
aventura de llegar hasta allí, el inefable lugar debió ser seguramente algo
maravillosamente típico e inesperado. Un día, Bourell, vendió a Pinto y a su
socio “El Rubio” el extraño bar marino. Años después, una sudestada se
llevó la fonda, del mismo modo como se había tragado el acceso al muelle.
Bourell, tierra adentro, instaló su tranquilo comercio, lejos de los arrebatos
de ese mar tan bello como traicionero. Sus hijos fueron bautizados en la Iglesia
de Ostende. Eran los primeros niños nacidos en el lugar.
Otro
pionero, Ettiene de Besse, compró en 1930 el Plage Hotel, con una historia de
meteoros que afectaron repetidamente su estructura y fue cambiando de mano y de
nombre: Nuri-Mar...Blue...Saboya.
Allá
por los años de la fundación, hubo otro pionero, el empresario Sandro Foresti,
quien tuvo una fábrica de baldosas que abasteció las construcciones que se hacían
en ese momento.
LA
RAMBLA
Pasaron
los años y los pilares de esa rambla que nunca fue, y que sin embargo soñó
con albergar la alegría de los bañistas en sus pequeñas casetas, fueron los
fantasmas teatrales, encadenados a Ostende por un destino frustrado. Apareciendo
y haciendo mutis tras su telón de dunas, sin descanso, sin poder desprenderse
de su hechizo...hasta que un día llegaron los niños. Removían con sus manitas
la arena, querían ver, querían develar el misterio, con ese placer de la
infancia por las historias románticas y misteriosas.
En
1992, cuando se estaban por cumplir 80 años de la fundación, la Escuela N°3,
bajo la dirección de la Sra. Olga Barrionuevo de Fieg,
inició las gestiones para destapar el viejo monumento. La Municipalidad
entonces descubrió, parquizó, construyó accesos y declaró Monumento Histórico
a la antigua Rambla. El viejo fantasma, rotas sus cadenas, libre de su fracaso,
abandona hoy su condición de tal y puede mostrar con orgullo su historia
aventurera, narrada por voces de niños en los festejos del aniversario. Ya no
está sola, ya no esconde su inquietud bajo la arena. Es bella e importante. Es
un sitio histórico que prestigia
nuestros paseos.
....o....
cariló…¿por
donde pasan los duendes?
Se
han consultado: la revista periódica de Cariló “Bosque y Playa”, y los
libros “Cariló, una pasión con historia” de Teresa Guerrero de Cibert ,
“Surge Pinamar” de Valeria Guerrero de Russo y “Parajes y esquinas de los
Montes Grandes” de Alberto Mola.
Los malos caminos de tierra con las lluvias se ponían intransitables. El
monte, cerrado y maluco, desconocido. Su fauna salvaje,
hostil, veía con malos ojos
al humano intruso. Entonces la presencia del caballo,
grandote, noble, fortachón y del perro, compañía segura y fiel guardián,
se hacían indispensables.
Lentamente,
en los Montes Grandes fueron domesticándose perros cimarrones para que se
adentraran en los montes salvajes, su hábitat natural, colaborando con la tarea
del peón. Así éste iba haciendo
el apotreramiento de esos flacos y fibrosos yeguarizos y unos
vacunos aspudos, desconfiados, peligrosos, mientras se trabajaba en su doma y
domesticación. Tanto a campo abierto como en el tupido monte, los perros
arriaban gran cantidad de animales en impresionante estampida. La peonada
esperaba en su montura, “con buen pingo, buena cincha y buen lazo”, para la
arriesgada tarea.
Cuenta
Carlos Guerrero que el primer antepasado llegó hace más o menos 167 años,
procedente de Málaga y que se llamaba Carlos José. Venía de visita, pero
nunca se fue. Quizá porque aquí estaba Felicitas Cueto, con quien se casó y
tuvo 11 hijos. La historia que sigue, ya la hemos contado en el capítulo
I.
Efectuada
la testamentería a la muerte de este primer Guerrero, florece una nueva
generación de estancias y de parajes. Cuando ya no hubo perros cimarrones,
cuando el monte se batió en retirada con sus ciervos, pumas, chanchos salvajes
y tigres, la tarea civilizadora del hombre comenzaba.
El recóndito
Tuyú fue cediendo su misterio para albergar las estancias, las plantaciones,
los proyectos novedosos, traídos por propietarios muy viajados, que habían
conocido las delicias de las explotaciones avanzadas y de emprendimientos
modernos.
Carlos
Francisco Guerrero, heredó “Charles” y “Dos Montes”, un descampado
inmenso con algunos ombúes. Allí fundó la Cabaña “Charles” que logró
premios nacionales de la Sociedad Rural y ganó gran prestigio en el exterior
por sus finos caballos. Hombre de campo y de mar, tuvo una visión global que le
permitió producir y embarcar sus productos para exportación por mar. Introdujo
en el país el primer toro Aberdeen Angus, llamado Virtuoso, en 1879. Para
parquizar el bello casco de la estancia contrató al famoso paisajista Carlos
Thays.
Decidió
luego dedicar parte de sus más de 7000 has. a la explotación de la manzana.
Hizo este monte en Charles, junto a
la estación de Juancho. En “Dos Montes”- cuyo frente marítimo hoy es Cariló-,
junto al cangrejal, hizo el monte de maderas blandas- álamo, sauce y sauce
mimbre- para reparo y con la finalidad, además, de fabricar cajones para
embalajes de manzanas.
Siguiendo
la costumbre familiar, Don Carlos trabajó con sus hijos, a quienes participó
de sus visiones futuras. Con Héctor dedicaron toda la energía a la cría de
animales finos, como ya dijimos. Desarrollaron una raza de caballos “tipo
Guerrero”, famosos por su versatilidad para tiro y monta.
HECTOR
GUERRERO SUEÑA UN MEDANO VERDE
Héctor
Guerrero - (1886-1953) – era un
joven alegre y ocurrente que solía hacer a caballo el trayecto desde la estancia de Juancho hasta el campo llamado Dos Montes.
Este campo incluía la playa, o sea lo que hoy llamamos Cariló. Cuando le llegó
el turno de hacer planes, con fuerza admirable, se dedicó a forestar esos
hermosos pero poco amigables médanos.
Durante muchos años, el manzanar de “Charles” fue conocido por dar
trabajo a casi 200 personas. Fabricantes de sidra, mayoristas y hasta la gente
del pueblo, se acercaban para proveerse de las afamadas manzanas. Ya en 1947,
bajo la dirección de Jhonny Guerrero, nieto de don Carlos, que había estudiado
agronomía en el exterior, el
manzanar llegó a dar un millón de kilos. Con el correr de los años, y ante la
gran competencia del valle del Río Negro, fue talado por haber llegado a ser
antieconómica su explotación.
Olvidado
y en desuso, el monte de maderas blandas, a sus anchas en un medio que le era
propicio, avanzó por las suyas por el cangrejal y aún hoy puede verse, próximo
a la ruta 11.
Fue
ver a ese monte avanzando sin permiso, altanero y belicoso por sobre el
cangrejal, lo que decidió a Héctor Guerrero arremeter contra el médano: el único
que había osado detener al monte invasor.
Héctor
Guerrero, lírico a la hora de las ideas, obstinado
a la hora de la razón y pragmático cuando se requería acción, puso manos a
la obra con sólo 28 años de edad. La
fijación y forestación comenzó en la Estancia “Dos Montes”, la que tenía
un potrero de 1700ha.: 5 km frente al mar y 3.5km de fondo al que llamaban “Médanos”.
El
múltiple desafío obsesionaba
al joven Guerrero, quien era escuchado con escepticismo y, a veces, abandonado
en mitad de la lucha por ocasionales socios.
En
1918 instaló en el paraje a un ruso blanco, Igor Bucharsky, quien con su
familia se encargó de fijar los médanos plantando árboles y pastos especiales
que Héctor traía de todas partes del mundo. La lucha tuvo un primer objetivo:
llegar a la línea costera de dunas con un corredor de árboles. Tardaron 18 años
en concretarlo.
Guerrero
comenzó a viajar a todos los desiertos del mundo para descubrir e importar las
semillas de los pastos aptos para detener el movimiento de las arenas, y usando
el método del ensayo y el error, consiguió, en su vivero de “Charles”,
especies forestales adaptables al potrero “Médanos”, procedentes de todas
partes del país. Los plantines se transportaban diariamente en diez carretones,
cada uno tirado por ocho caballos. Iban y volvían a través de pantanos,
lagunas, cañadones y senderos que el andar iba pelando de pasto. Ora
polvorientos y resecos, ora barrosas huellas, siempre difíciles y con renovados
obstáculos. Eran 17 kilómetros a diario. Sin desmayar, porque el frágil plantín
colocado hoy, mañana estaría amenazado de muerte.
En
1935, luego de batallar contra hormigas, viento, plagas, tucu-tucos, liebres y,
por sobre todo, el médano inquieto durante 18 años,
plantaron las primeras especies en el borde del médano, desde donde se
veía el mar. Habían pasado frío, calor, hambre y cansancio en medio del
desierto viajero. Pero ahora el médano se veía verde. CARILO significa, en
lengua indígena, MEDANO VERDE. Las aves, poco a poco, comenzaron a llegar para
habitar ese inesperado ecosistema marítimo.
En
1938 el vivero se trasladó a “Dos Montes” para acercarlo. Existe un
testimonio dejado por el fundador, que dice que en 1947
tenía 700.000 plantas listas para sembrar.
La
soberbia plantación de hoy, con especies raras, entremezcladas con su aspecto
casi casual, como si la naturaleza las hubiese puesto allí, es el resultado de
toda una epopeya que siguió a ese primer corredor. En la actualidad se calcula
una existencia forestal de tres millones y medio de especies. Esas que tantas
veces como murieron fueron repuestas hasta transformar el médano en un suelo
firme y fértil. Al carro tirado por caballos lo sucedió el jeep, el tractor,
la maquinaria moderna... Y el bosque, inmenso, comenzó a vivir por sí mismo,
autoadaptado y reproduciéndose.
Fue
continuador de esta obra el hijo de don Héctor Manuel, Héctor Eduardo (Jhonny).
Ambos compartían su amor por la naturaleza. Respetando estos ideales, se decidió
parcelar el bosque sin dañar las
condiciones paisajísticas que se habían conformado.
Las
manzanas y parcelas se adaptan a este respeto por lo que crece, de los que
resulta una particular conformación del espacio, en el que el verde manda. El
proyecto estuvo a cargo del arquitecto Sanchez Elía, desde 1941.
En
1947, don Héctor tenía terminada la construcción de la casa principal en
Cariló, originalmente proyectada en Charles. Construyó la casa familiar con un
gran bar, infaltable. Enormes ventanales más grandes que las vidrieras de
Harrods, como él decía y una gran cocina para preparar sus propias comidas,
pues era un gourmet. Dice la nieta, Teresa Guerrero:
“La
casa que la familia llama Casa Grande (porque dentro de las construcciones que
había era la más grande) fue construida por el arquitecto Federico Achával y
terminada en 1947, pero cuando comenzó su construcción, mi abuelo ya la tenía
totalmente pensada. …Los muebles fueron diseñados y construidos especialmente
y eran muy modernos para su tiempo… los caminos eran de tierra y arena… los
materiales, entre ellos grandes bloques de piedra para la chimenea, llegaban por
tren y desde allí se transportaban con bastante dificultad hasta la constucción”
Cuentan
sus descendientes que, una vez trazado el plano de Cariló, el arquitecto Sánchez
Elía lo superpuso con el de Punta del Este y pudo comprobar que cubría toda la
extensión de tierra que va desde San Rafael hasta Cantegril. Eran más de 1700
hectáreas sembradas y cultivadas.
En
una comunicación realizada en la década del 40 al gobernador de la Provincia,
anunciaba don Héctor Guerrero su propósito de convertir a Cariló en un
balneario y explicaba con sencillez el motor de su emprendimiento: “Es la
esperanza de mis últimos años brindar ese esfuerzo al país, como ejemplo de
la capacidad de la iniciativa privada, dando a mis hijos y descendientes la
posibilidad de su continuación y, de serles posible, su mejoramiento, formando
en tales lugares un núcleo de población que perpetuará el nombre de mis
mayores permitiendo el acceso a todas las posibilidades económicas.”
El
fundador murió sólo cinco años después de inaugurada la casa solariega,
rodeado de su obra y con la satisfacción de verla continuada por sus
descendientes.
La
Iglesia “Nuestra Señora del Perpetuo Socorro” manda orgullosa desde el Médano
de los Diez Hijos en un terreno donado por Cariló S.A. Fue diseñada por el
arquitecto Alberto J. Vivot y su construcción
fue donada por la familia Henin en memoria de su madre. Estando en su interior,
el paisaje entra poderoso por las enormes ventanas y se instala junto a cada uno
de los fieles, enmarca el bello Cristo obra de Alberto Gervasio e impregna la
ceremonia de la mística admiración por todo lo creado. Está pensada para el
paisaje del que forma parte, al que complementa y engalana.
LA
DESCENDENCIA
Jhonny Guerrero, ingeniero agrónomo, tomó a su cargo la administración
de Cariló, hasta que, en 1960, los cuatro hermanos Guerrero fundaron Ruralco.
Instalado Jhonny con su familia, iniciaron los loteos. Las primeras casas
construídas pertenecieron a las familias Locai, Ballestrini y Badaracco.
Beatríz
Guerrero de Vivot, la menor de los hijos de don Héctor, la más temeraria y
rebelde, -sus hermanos eran Johnny, Eleonora y Charles- en sus visitas a Cariló
pasaba horas arrodillada plantando retoños de árboles del bosque. Cuando su
familia loteó Cariló, éste era sólo un bosque, una casa y una calle: la
Avenida Constancia, por donde se llegaba a la casa. Usaban un jeep
Willys amarillo y otro similar color verde, del encargado.
Fue en
esa época cuando la Sra. Beatríz se dedicó a ponerles nombres de pájaros a
las calles paralelas al mar, y su hijo mayor, Juan Francisco,
Elegía nombres de árboles para las transversales.
El
dédalo formado por el caprichoso crecimiento del bosque, que da lugar a la
interrupción de las calles, curvas y vueltas, en atípico trazado, determinaba
que un visitante poco experimentado se perdiese sin remedio. Mucho se comenta
que los duendes, cebados en esta realidad, también colaboraban, fieles a
su hábito de confundir y enredar las cosas. Para evitarlo, los pájaros
y árboles seleccionados para nomenclar las calles, fueron puestos por estos
ingeniosos Guerrero en orden alfabético: de la avutarda al zorzal; del almendro
a la secoya, guían al turista en divertido juego.
Así el paso del tiempo trajeron la proveeduría, el Tennis Ranch, el
primer Centro Comercial en enero de 1984.
Teresa
recuerda que ella y sus hermanos, de niños, sirvieron de ayudantes al
agrimensor, sosteniendo una caña larga que debían levantar al oír su nombre.
Recuerda que cuando se abrió la ruta 11 la familia ayudó con máquinas y
personal, para acelerar el momento de no tener que llegar por Juancho.
Hoy es importante el nivel alcanzado por la hotelería, en su nueva
modalidad de tiempo compartido, lo que indica el rápido posicionamiento del
inversor local frente a las exigencias del mercado turístico internacional.
Cariló cuenta desde 1999 con su primer hotel de cinco estrellas, llamado Marcim.
También
son modernos y bien equipados los nuevos centros comerciales, que satisfacen las
exigencias del turista en compras, esparcimiento, cultura, gastronomía y sus
tres gratos balnearios.
Desde
Cariló se tiene acceso a paseos por las estancias con cabalgatas, almuerzo e
incluso alojamiento.
Tres
generaciones trabajaron en el proyecto Cariló. Teresa nos dice: “Cariló no
tiene dueño, se pertenece a sí mismo. Espero que las generaciones que vienen
lo respeten y lo valores por sobre cualquier interés económico que tengan en
él”
Y
nos deja la frase con la que Héctor Manuel Guerrero terminara su testamento, en
la que se trasluce el espíritu de
Cariló como empresa familiar:
“Les
pido que se mantengan juntos y que, por sobre las asperezas de la vida,
conserven siempre la unión de la familia que es mi última y más querida
esperanza. Los bendigo de todo corazón”
A más de 80 años del primer árbol, no sé si es la imagen soñada por
su fundador. Pero sí sé que son muchas las personas que sienten que han
hallado en Cariló el lugar casi perfecto para vivir una fuerte experiencia estética...
sólo reservada para quienes reverencian a la naturaleza.
PINAMAR,
EL HIJO ILEGÍTIMO DE VALERIA Y JORGE
Consultas realizadas: “Surge Pinamar” de Valeria
Guerrero; “Pinamar y su historia” de Rosa Morán de Fariní;
”Pinamart, sueño de Jorge Bunge” de Juan Cruz Jaime; Memorias inéditas
de Gorki Coccari; charlas familiares y experiencias personales.
En 1930,
la señorita Valeria Guerrero Cárdenas, heredera de Manuel Guerrero, regresa de
uno de sus viajes a Europa y es invitada por un grupo de conservadores a Gral.
Madariaga, para un homenaje a su hermano Manolo, recientemente fallecido. Allí,
cuenta ella, gente importante del
pueblo le sugiere hacer algo que posibilitara a los habitantes del lugar acceder
a la costa. En ese momento, su
primo Lleme (Guillermo Martínez Guerrero), era el único que aprovechaba la
belleza natural tan cercana e inaccesible.
Muy
querido por la gente del pueblo, fundador del comité que lleva su nombre, era
hijo de la tía de Valeria, Catalina Guerrero viuda de Martínez Ituño, dueños
por entonces de la estancia La Providencia. Este pintoresco personaje había
“sacado los pies del plato” en lo que respecta a muchas de las costumbres
familiares, ya que era un radical en una familia conservadora a quien sus ideas
y su independencia le valieron persecución y cárcel en Usuahia luego de la
revolución del 30 y hasta 1942, pero también una diputación por la quinta
sección antes y después de “la década infame”.
Este
trabajo trata de seguir el proceso desde el menospreciado “fondo de campo”
hasta la valoración de las fracciones medanosas del día de hoy. Es por ello
que la historia de “Lleme” nos interesa. Precursor del uso de estas playas
como esparcimiento y vacación, cada
verano solicitaba permiso de su tía Raquel Cárdenas de Guerrero y de su prima
Valeria y se lo veía pasar por el precario camino entre “El Rosario” y
“La Invernada” con una curiosa caravana de carretas, cuidadosamente
preparada, tirada por varios caballos. Llevaba todo lo necesario para armar
casillas; muebles, utensilios de comedor y cocina, toda clase de comestibles,
ropa de cama, etc. Era como la mudanza de una tribu nómade. Instalaban el
primer balneario del que se tiene noticias en el Partido de Pinamar, llamado
“La Gloria”. Constaba de seis casillas ubicadas más o menos en lo que es
hoy el límite entre Pinamar y Ostende. Llevaba
Guillermo Martínez Guerrero a toda su familia y caseros. Los amigos se
iban turnando.
¿Cómo
era “La Gloria”? El comedor se llamaba “El Paraíso”; la casilla
dormitorio- “La Luna”- estaba dividida en “Luna Llena “ y “Luna
Nueva”, seguramente porque allí se distribuían
los mayores y los menores. Había otra casilla dormitorio con tres
divisiones, llamada “Las Tres Marías” que debió haber servido para los
invitados; “El Infierno” era la cocina; una quinta casilla era el baño, muy
bien instalado y la última, dividida en dos, era para los caseros y el motor
generador. Ponían una bomba en la arena y tenían toda el agua que querían.
También había un lugar de reunión. El original Lleme se bañaba desnudo. Era una costumbre muy en
boga en la clase alta que frecuentaba Ostende en esa {epoca, donde hubo un campo
nudista.
Escribe
Valeria: “Un día fue Lleme a visitar a su primo Héctor a Cariló y escribió
en su libro de visitas: Más lindo que esto, únicamente La Gloria (que era su
tienda marítima)”.
Cuenta
Valeria que en 1934, en un paseo con su esposo el Dr. Ruso por los Canales
Fueguinos, encontró a su primo Lleme en Usuahia como prisionero político junto
a otros notables radicales como Pueyrredón y Cantilo. Los habían llevado en
1931, luego de la Revolución de Uriburu. Ellos bajaron del barco para charlar
con los prisioneros, quienes les contaron que Lleme se iba todas las mañanas a
la montaña, y allí, en plena nieve, se sacaba toda la ropa para hacer
gimnasia. El caudillo se mantenía en forma, aprovechando sus largas vacaciones
forzadas.
....o....
la
idea de hacer un balneario:
disputada
autoría
En
1938 se presentó en el escritorio de Valeria Guerrero Cárdenas un señor
peruano, de apellido Sánchez Aizcorbe, entendido en la fijación de médanos y
le propuso que le deje ensayar su sistema en su franja medanosa. La señorita
Guerrero se interesó, recordando el pedido de los amigos de Madariaga y el
placer del que se disfrutaba en el campamento de su primo Lleme. Pensó en su
amigo, el arquitecto y urbanista Jorge Bunge, quien acababa de dar fin a un
proyecto de pepitas de oro en Mendoza porque estaba perdiendo dinero.
Dice Valeria: “Tenía ese carácter tesonero de los alemanes, era muy
inteligente. Yo consideraba que haría ir adelante el proyecto de mi
balneario”. El arquitecto Bunge aceptó y puso manos a la obra inmediatamente.
Valeria,
que consideraba que la obra de su padre había quedado interrumpida
al fracasar el proyecto Ostende, sintió alegría al poder continuarla.
El
encargado del vivero dunícola de Miramar, el Ingeniero Moretti, vino a ver los
médanos y los recorrieron con Jorge Bunge y Valeria Guerrero en el auto de
Fernando Alvarez. Luego visitaron Ostende, donde almorzaron, para observar esa
experiencia urbanizadora y por último Villa Gesell, donde sólo había una casa
de madera y grupos de árboles de
pequeña talla, pero se asombraron mucho del gran tamaño de los productos de
huerta que les mostró el fundador Don Carlos Gesell.
Por la tarde estuvieron en el faro Punta Médanos, sacaron fotografías
y observaron las especies que se desarrollaban. Este fue un reconocimiento
previo que fructificó al permitir evitar errores
cometidos en urbanizaciones anteriores.
Ya para
la Navidad de 1938, Bunge se había puesto en campaña para las obras del
balneario: Nombró capataz a Penacca, su jardinero de la quinta de Muñiz,
encargó plantas y quinchados, y llevó una camioneta con
aletas de lona que instaló
como carpa para que viviera allí la gente de trabajo. En ese sitio -
que es el lugar donde hoy está el vivero -
se empezó la plantación. Allí nació Pinamar.
El Arquitecto Bunge, como no había camino, improvisó uno al
lado de la vía. Y como había que pasar por el campo de la Sra. Guerrero, puso
ésta una tranquera y construyó un
puesto para el cuidador, que es donde
hoy está la báscula de El Talar.
Moretti,
encargado del vivero, estuvo varias veces,
y dejó su metodología, que consistía en colocar quinchados de ramas de
árbol sobre la arena, hasta que Bunge se peleó con él. Se dice que cambiaba
mucho de empleados y peones, por su carácter
fuerte y autoritario, pero así y todo, la obra seguía avanzando. El empuje y
constancia de Bunge, unidos a la abierta colaboración de Valeria, daban sus
frutos. Pocos más creían en
ellos. Los tildaban de locos. Dice Valeria que Jorge llamaba a
Pinamar (la que aún no tenía nombre) “Nuestra hija ilegítima”.
Gran
cantidad de ramas de eucaliptos de la estancia “La Raquel” y de la quinta de
Muñiz, llegaban por ferrocarril. En el vivero se comenzaron a poner las
primeras plantitas, miles de ellas, que llegaron del vivero de Miramar.
En el
verano del 39 se firmó un convenio en el que se especificaba que el arquitecto
tendría siempre la mayoría de las acciones y la Srta. Guerrero recuperaría su
“fondo de campo” si fracasase la obra para no tener vecinos indeseables.
Sobre la tierra firme no se especificó nada aún, porque éstas estaban
arrendadas a Alcuaz, con quien se debería acordar dónde se podría disponer de
40 ó 50 has.
Los años
lluviosos del 39, 40 y 41 favorecieron las plantaciones y el ramal de
ferrocarril que su padre había hecho llegar hasta la arena favoreció el
traslado de gente, ramas, alimentos, materiales de construcción. Debo hacer
notar que el ferrocarril hacía correr los vagones cada vez que la Srta.
Guerrero lo solicitaba.
El
arquitecto Bunge hizo construir un muelle precario,
que se fue llevando el mar casi en su totalidad.
Más adelante se construiría otro, también de madera, pero las
sudestadas le fueron quitando partes de su estructura hasta llegar a ser un
andamiaje endeble y peligroso. Este fue un proceso que insumió diez años.
En 1940
Bunge buscaba inversores para su costoso emprendimiento, pero, dado el
incipiente estado de la plantación, éste aún no inspiraba confianza. Los
Arbelaiz, nuevos arrendatarios de las Guerrero – madre e hija -
tenían un aguerrido capataz, don Juan Durante, quien veía a los obreros
de las dunas talar árboles, sacar tierra negra o meter caballos a pastorear sin
permiso. Todo ello llegaba a oídos de Arbeláiz, quien bajó el precio del
alquiler, perjudicando los intereses de estas damas.
Todo se debía a que Valeria
Guerrero aún no le había cedido a Bunge una fracción de tierra firme para
estas necesidades. Ese verano
volvió a insistir éste sobre el tema y Valeria, contemplando sus intereses y
los del inquilino, no pudo definir qué tierras ceder. Fue entonces cuando el
arquitecto decidió apresurar la firma
del convenio y Pinamar se quedó sin tierra firme.
De todos
modos los inversores visitaron las plantaciones, que habían progresado y
encontraron construido un galpón. Además
los médanos se estaban tranquilizando y volviéndose más sedentarios.
Bunge
trabajaba como un grande: cuando no
podía pasar por el barro con su auto, lo llevaba Platino, el capataz del
ferrocarril en su sulky. Para
recorrer los médanos usaba su caballo, o el carro, o una zorra por las vías.
Causaba admiración en todos por su férrea voluntad, sus decisiones y
soluciones rápidas e inapelables, su tremenda capacidad de trabajo. Se peleaba
y discutía frecuentemente. Probablemente fue
porque exigía de los demás el mismo esfuerzo que, por su naturaleza y educación
prusiana encontraba tan fácil de realizar. También es probable que el elevado
costo de la obra le acotara los tiempos y le aumentara las presiones.
....o....
AHORA
TE RESUMO LA MISMA HISTORIA DEL LIBRO
“PINAMAR, EL SUEÑO DE BUNGE” DE J.C. JAIME
En
sus Memorias inéditas Jorge Bunge recuerda que…” en el año 1937 mientras
veraneábamos en el Uruguay, en rueda de amigos comentábamos lamentándonos que
en la Argentina no hubiéramos podido realizar una obra de fijación del aliento
de las que habían ejecutado los uruguayos, y que era una lástima que los que
no gustaban de Mar del Plata – que ya entonces eran legión – tuviésemos
que hacer un viaje incómodo y complicado para nuestros veraneos […] la señorita
Valeria Guerrero que formaba parte del grupo dijo que ella tenía una sección
de playa en esas condiciones y que resultaba sumamente difícil hacer nada en
ellas.” Luego de varias conversaciones entre ambos Valeria le propuso la idea
de llevar a cabo la forestación a Jorge Bunge. Comenzaba el sueño de Pinamar.
Luego
de un complicado viaje a las costas de los campos de Guerrero, Bunge escribió:
“Estas dunas eran un paisaje grandioso, imponían por su altura y la
majestuosidad de su aridez total.”
Son
notorias las diferencias de criterio en ambos pioneros. Sólo las ilustraré con
este ejemplo:
Cuando
se trató de firmar el convenio por el que Valeria cedía sus tierras a Bunge,
el día 26 de julio de 1939, en el domicilio de la propietaria, intervino por la
primera el Dr. Eduardo Bidau, de quien dice Valeria:”…lo mismo que todo el
mundo, pensaba que era un disparate el asunto de los médanos; a lo que le daba
valor era que yo recuperara esos médanos cuando la obra fracasara, para no
quedarme con intrusos o malos vecinos en el campo”
Del
mismo Dr. Bidau dice Jorge Bunge en sus Memorias: “…entusiasta de nuestros
proyectos, fue desde el primer momento eficacísimo colaborador, no vacilando en
sacrificar horas de trabajo” Y fue, Eduardo Bidau, al decir de Jaime, uno de
los primeros en adquirir terrenos cuando Bunge comenzó el loteo.
En
1941 Jorge Bunge consideró que había llegado el momento de formar una sociedad
que diera estructura formal a lo firmado en 1939. Se ofreció a Valeria Guerrero
la presidencia y sugerir nombres de la familia para calles y plazas. Fueron
presentados numerosos escollos y sugerencias por Valeria y su futuro esposo, el
Dr. Juan Pablo Russo, todas ellas rechazadas por Bunge. En 1943 la Srta Guerrero
negó a Vialidad Nacional la donación de tierras prometidas para el camino y el
desvío del ferrocarril desde sus tierras hacia Pinamar.
“Decidimos
penetrar hacia el mar paulatinamente, primero se inició la construcción de un
rancho en Punta de Rieles para que puedan residir en él los primeros
pobladores. Como había mucha totora resultó fácil de hacer, pero llegó
entonces a las carpas un matón llamado Estracera llevando a la cintura un puñal
de 40 cm de largo que atemorizó a peones y capataz….yo llegaba, echaba al
terrible personaje, pero apenas emprendía mi vuelta éste volvía a atemorizar
a los pusilánimes pobladores.
Algún
tiempo tardé en darme cuenta de que la costa estaba poblada por exhombres y
resaca de toda la Provincia y el problema de formar un centro de población era
sumamente difícil de resolver. No había familias constituidas y sólo
merodeaban por allí gente con cuentas en la policía o cuchilleros como
Estracera. El esfuerzo por establecer una vía normal fue muy largo y se resintió
Pinamar hasta hace muy pocos años de esa carencia de buen personal.
…Realizamos
la mayor parte de las fijaciones en un Ford 28 arreglado para camioneta – que
pagamos trescientos pesos - y un
acoplado que no costó mucho más, que sirvió parta hacerlo tirar por caballos
de un tipo de los que hasta ahora siguen usándose en Pinama y que nos permitía
llegar hasta donde no había caminos en la arena. Con él se juntaba el esparto
necesario para la fijación así abandonamos los absurdos y costosos ensayos de
quinchados. En el vivero se hizo una casa de hierro galvanizado. La presencia de
una familia cambió el clima de la plantación y el encargado Penacca, de mis
barrios, mejoró el rendimiento del personal. A pesar de que el convenio en
borrador nos permitía disponer de una cantidad de tierra (naturalmente contra
pago) no nos fue posible formalizar la operación y toda la tierra que teníamos
para calles y vivero debíamos tobarla del ferrocarril Sud, quien se dejaba
hacer gustoso porque muchos de sus jefes nos alentaban en nuestra obra,
especialmente el Sr. Andersen.”
El
camino que uniera Pinamar con Madariaga era fundamental. Advertidos por la Srta
Guerrero de la existencia de una ley que ordenaba la construcción de un camino
Madariaga-la costa, el estallido de la guerra lo fue retrasando. Los
contratistas pusieron sólo una débil capa de tierra.
Los
vecinos habían conseguido la orden del levantamiento del ferrocarril, tildándolo
de inútil, aún siendo vital para el proyecto Pinamar. Recurrió Bunge entonces
a Guillermo Leguizamón, un entusiasta comprador de lotes, que fue quien salvó
el ramal.
Dice
Guillermo Porretti (hijo): “En 1948 Cóccari, Mills (yerno de Willoket, del
chalet “las Toninas, con techo de paja) y mi padre compraron el motor del
submarino “Salta”, que fue reacondicionado por Schwab en Madariaga y
tuvieron luz, primero de 11 a 14 y de 19 a 21, extendiéndose luego el horario
nocturno hasta las 24.Por entonces el pavimento en pinamar era una capa de brea
en la calle del Tuyú. En el mismo año Usieto puso un despensa en el galpón al
lado del hotel de Pinamar S.A. El primer carpintero fue Sixto Manuel Rebollar
y Cúndari fue el primer electricista.
Contaba
Cúndari en 1974 al semanario Pinomar: “El suministro energético provenía de
un motor de auto Lincoln ubicado en el hotel, que funcionaba a kerosén. Más
adelante, al instalarse un motor Crossler, la usina se montó en el garaje y se
comenzó a dar luz a las casa de Bunge, Coccari y Porretti. A mediados del 45
comenzaron el muelle. Vino una empresa uruguaya, instalaron una caldera y un
martinete. El invierno era una desolación en Pinamar. Fue una época áspera y
abnegada.”
El
12 de marzo de 1943 se hace la transferencia de 2864 Ha. de Valeria Guerrero a
Pinamar y se devuelve a ésta el dinero que había invertido en el arreglo del
camino Madariaga-Pinamar y la S.A. pagó el impuesto inmobiliario
correspondiente a todo el año 1943. A Bunge, la sociedad le pagó sus
inversiones, parte en efectivo y parte en acciones.
El
hotel Pinamar se inauguró el 6 de noviembre de 1942. Lili Duggan de Cané, por
cuyo campo se atravesaba cuando la traza del camino no había sido hecha, habla
de ese día: “Yo era muy joven. Habia muchísima gente y el hotel era nuevo,
recién estrenado. Impresionaba mucho, estaba muy bien atendido y lleno de
confort. Me quedó grabada la comida que nos dieron como entrada: fiambre con
helado de tomate. Nunca lo volví a comer.
El
hotel tenía frescos pintados por Alfredo Guido, tío de Beatriz Guido.
Recientemente fallecido, su sobrina Cristina Coccari de
Linares,cuenta que: “Gorki Coccari construyó el primer hotel y la torre de
agua, un galpón en Punta Rieles y una fábrica de mosaicos. Pronto surgieron
las disidencias, que solían terminar a los gritos, y la rivalidad entre ambos
se hizo manifiesta. Cierta vez decidió edificar sobre la casa de su padre y le
pidió al arquitecto Saúl del Pino que cueste cinco pesos más que la de Bunge. Además, ideó
la forma que, jugando con el terreno, desde una calle pareciera de dos pisos y
de la otra de tres, lo que estaba prohibido según el contrato que firmaba Bunge
con sus compradores. Así fue como éste ordenó enviar una cuadrilla para
derribar la construcción, a lo que Coccari respondió que le dieran tiempo
hasta el sábado, pues él derribaría la de Ramón Mur, (*) construida de la
misma forma. Finalmente, ambas
casas quedaron en pie.”
Hasta
mediados de la década del 40 colaboró Coccari con Bunge en las construcciones
de Pinamar. Luego la relación se hizo imposible y Gorki iba a Pinamar a pasar
sus veraneos. Era famosa su llegada en avión, aterrizando sobre la playa, para
desesperación de los turistas que allí se encontraban. Su casa era una de las
más importantes de Pinamar. Cuenta Ismael Estigarribia que…”hace unos años
de esa casa pudo sacar siete departamentos.” Sin duda, Gorki Coccari debe ser
recordado como un pionero de Pinamar.
De
las Memorias de Bunge: “Fue necesario crear todas las industrias para
facilitar la construcción, así que tuve que improvisarme en fabricante de
bloques de cemento, que se siguen usando hasta hoy, carpintero con una carpintería
mecánica, herrería, mosaiquista, taller mecánico, fábricas de tejas,
construir casa de peones, capataces, empleados, médico, proveeduría, tender la
línea telefónica, carnicería, matadero, y en fin, romperme la cabeza para
aprender lo suficiente para conseguir que funcionen en buenas condiciones. Una
vez estos negocios se han vuelto lucrativos, los hemos pasado a los obreros que
trabajaban en ellos o a los profesionales, ya que no era nuestra misión entrar
en todos esos negocios.”
Delia
Deheza de Paso recuerda que ellos trasladaban la conchilla desde la orilla del
mar para la construcción de la Casa Directores de Pinamar con carros tirados
por caballos. “Recuerdo que la compañía la dirigía un arquitecto o ingeniero de
apellido Casiraghi. La gente de esta compañía participaba de los bailes de
carnaval que se hacían en el Mesón. “Ellos alquilaban caballos frente al
hotel. La Sra. Cecilia Bunge y el Sr. Jorge Shaw montaban a “La Reina” y
“El Boyero”. También tenían un carro llamado “El zorzal argentino tirado
por tres caballos en el que trasladaban pasajeros de la estación de tren hacia
Pinamar y Villa Gesell por los médanos.
Delia
recuerda que comenzó a trabajar en el hotel de mucama. El gerente era el Sr.
Gunter. María Walpa y Manuela Bravo eran mucamas, Vicente Maggio peón de
patios, los Crinigan Conserje y botones, y en el lavadero las Sras. Elvira y
Rosa Cherrutti.
El 18
de noviembre la Unión Telefónica le concedió una línea a Pinamar, la número
18. Esta se cortaba por los pesados chajás que se posaban sobre ellas. Los
encargados de avisar a qué altura estaban cortadas, eran Herman Parini y Mario
Córdoba, que frecuentaban la ruta como transportista uno y como comisionista el
otro.
En
1946 ingresó como contador de Pinamar S.A. Jack O´Connor. Su esposa, Paula
Castro comienza dando clases gratuitas a los hijos de los pioneros, en lo que
sería en el futuro llegaría a ser Escuela N° 11 y ella su directora hasta
1948. Las clases se dictaban en la antigua administración, en la calle Jason.
El
libro acepta la versión de Valeria Guerrero: fue su esposo Juan Pablo Russo
quien evitó el levantamiento de las vías del tren en 1948 y logró su
posterior tendido dentro de Pinamar .(**)
Hugo
Taurizano recuerda que…”el trencito era una máquina diesel que se manejaba
de ambos lados, con sólo ochenta asientos. Bunge estuvo inteligente en no
llevarlo hasta el mar porque hubiera dividido el pueblo, como pasa en otras
ciudades.”
Pinamar
donó el dinero para reparar vías, construyó terraplenes y niveló terrenos,
cedió 4 Ha. para playa de maniobras, las alambró, construyó el galpón y la
estación, facilitó una vivienda al jefe Sr. Barabino y le dio permiso para
utilizar la única y preciada línea telefónica.
(*)
Perteneciente al Directorio de Pinamar S.-A.
ENCUENTRO BUNGE - COCCARI
En el verano de
1941, el fundador, huésped del Hotel Ostende, trabó amistad con Nicolás Cóccari
- mi abuelo - sastre de Madariaga que siempre se tomaba un descanso en los meses
de enero o febrero. Amante de la pesca con caña, había tenido una casilla de
madera construida al pie del médano por Bourell, pero desde que una sudestada
se la llevó, se hospedaba en el hotel de sus amigos y compatriotas, los
Pallavidini. Compartían algunas comidas y siempre era motivo de conversación
la difícil etapa en la creación del nuevo balneario, la búsqueda de
inversores, los inconvenientes para dirigir y vigilar las obras. Bunge estaba
muy solo. Coccari le habló de su hijo Gorki, quien tenía una empresa de
ferretería y materiales de construcción llamada “Hierromadera” en
Madariaga, donde ya había edificado cerca de 50 casas . Al día siguiente
recibió Gorki la visita del arquitecto Bunge. Larga charla que sólo los dos
hombres conocieron llevó a una relación comercial entre ambos que duraría varios años y que terminaría de un
modo tormentoso como correspondía a personas tan parecidas.
Coccari, un
inmigrante que se había levantado solo a fuerza de tesón e inteligencia, sintió
la fascinación de aquello en lo que todo estaba aún por hacer. Fue un reto a
su medida y se puso a trabajar hombro con hombro con el fundador. Comprendió
además que aquello sería importante para su pueblo: conocía muy bien las
costas del Adriático y del Jónico, sus grandes posibilidades turísticas, sus
instalaciones. Sabía que esta salida al mar abría perspectivas enormes y no
quería estar ausente.
Con su aporte de
materiales y obreros, su
experiencia en la construcción, sus conexiones con transportes y
transportistas, se edificó la fábrica de mosaicos, la torre del tanque de agua
de la calle del Caracol (Bunge en el primer
planos trazado en 1943 la denominó “Mirador de Galatea”), el edificio
para el Mesón y los galpones de Punta Rieles. Construyó una casa para
la administración, que fue a su vez primera comisaría y se encuentra hoy en la
calle Jason, un matadero (hoy Casa de la Cultura) y una casa para Bunge, que más
tarde sería el Hotel Pinamar. Hubo un contrato de obras:
Bunge reintegraría lo invertido en acciones. Ya en 1942, Coccari, como
inversión privada, había construido dos chalets en los lotes con escrituras
N° 1 y 2 que adquirió a la
empresa Bravo, Barros y Cía., encargada de subdividir y comercializar. Uno de
ellos, el primero, fue el que habitó siempre su padre Nicolás en sus largos
veraneos y aún en invierno. El otro, ubicado en frente,(ambos en la calle del
Tuyú entre del Odiseo y de la Sirena) lo vendió al Sr. Guillermo Porretti,
propietario de un campo camino a Pinamar.Tronco de una antigua familia de este
lugar, los Porretti se radicaban en verano, al igual que los Coccari. Estas
familias estuvieron presentes en todos y cada uno de los hitos fundacionales de
este partido, aunque residían unos en Buenos
Aires y otros en Madariaga.
En 1942 Bunge adquirió un viejo ómnibus carrozado en el que traía los
fines de semana a personas interesadas visitar
el nuevo balneario y quizá adquirir
algún lote. En Madariaga, la
parada era en casa de Coccari; un cafecito, una copa
y éste subía para acompañarlos. Llegaban hasta cerca de la estación
de Juancho y por la vía hasta Tío Domingo, abriendo y cerrando tranqueras.
Estas vías, en tierras de los Guerrero, fueron colocadas durante la guerra del
14 para abastecer de leña de los montes de tala a los trenes y barcos ingleses,
y así reemplazar el combustible que los submarinos alemanes no dejaban llegar
Las edificaciones mencionadas, que formaban la infraestructura básica
para el loteo y aprovisionamiento, fueron edificadas entre 1939 y 1943. Dado que
Pinamar sólo tiene 60 años, todas ellas están en pie. Las más antiguas son:
*Las
casas del vivero – un galpón, una matera,
la casa del arquitecto Bunge y un viejo tanque de agua – conservan su
forma original. “ La Pionera” de Porretti tampoco había sido tocada hasta
el año 2001. Otras están, pero con agregados que han cambiado totalmente su
identidad, como la de los Coccari, en del Tuyú y del Odiseo (El Dromedario),
que ha sido subdividida en 7 departamentos y La Vieja Hostería, reducida a la
mitad por demolición de una parte. (Tuyú y de la Sirena).
*El
Matadero, un pequeño chalet, atendido
por el Sr. Hugo Taurizano, donde se faenaban las reses y se fabricaba el compost
para el vivero. Se le agregaron dependencias en el piso superior cuando fue
donado por Pinamar S.A. para el funcionamiento de la Escuela Media (El Teatro
del Mar son antiguas aulas premoldeadas) y fue readaptado al pasar como préstamo
a la Municipalidad de Pinamar como Casa de la Cultura.
*Y
muy especialmente el Hotel Playas, (ayer Pinamar) ampliado, mantenido y
reciclado pero sin perder su antigua elegancia que lo erige en representante del
que fue un estilo pionero: austero y elegante. Hoy, adaptado a las exigencias de
la moderna hotelería, conserva empero sus ladrillos blanqueados, sus tejas
coloniales y sus aberturas color verde inglés, tan tradicionales. Arturo
Dietrich Gunther fue el primer gerente. “El Hotel” abrió sus puertas al público
al inaugurarse Pinamar como balneario, en 1943, con una gran fiesta. Fue,
durante muchos años, el centro turístico, social y cultural de la localidad y
no hubo ceremonia, hecho, ni
personaje de importancia que no pasase por sus salones.
Finalmente,
otras construcciones pioneras desaparecieron dando lugar al progreso:
·
El
Barrio Parque “Las Acacias”, serie de pequeños chalets para el personal jerárquico
de Pinamar S.A., que estuvo en Bunge y Shaw, donde está Parada Uno, La Cúpula
y Giúdice.
·
Grupo
construido en el que estaba la Usina, el Mesón, de José Schlegel, la fábrica
de hielo, la fábrica de mosaicos de Garbarini, la Carpintería y el Taller mecánico.
Manzana comprendida entre lo que hoy es la Av. Bunge, Robinson Crusoe, y Cristóbal
Colón . Hoy son galerías comerciales edufucadas por Pinamar S.A.
·
El
primer Centro Comercial en forma de “U” ubicado en Bunge, Libertador,
Constitución y El pasaje Cristóbal Colón, que tuvo una estación de Servicio
del Sr. Giangrande, el Kiosco y parada de micros del Sr. Córdoba, el Correo
cuyo primer jefe fue el Sr. De Paula, la Proveeduría Pinamar atendida por el
Sr. Rocasalva, la verdulería del Sr. Maceiras; el taller de arreglos de
electrodomésticos y venta de gas del Sr. Cabral; La panadería de González y
Scartoni , la Boutique de la Sra.Margerita; casa Bohm, librería y fotografía;
la farmacia atendida por la Sra. Marta Halbach de Buchelli, del farmacéutico Moreno Lavarone; la carnicería del Sr. Duarte. Dentro de esa
“U” existía una pequeña parquización que miraba sobre Libertador y, hacia
atrás, entrando por Bunge, la playa de estacionamiento y parada de colectivos.
Había dentro una pequeña callecita a la que daban la casa de comidas del
matrimio Bourell, la cuadra de la
panadería y la despensa y artículos de pesca de Annal y Dopazo, frente a las
oficinas de CALP.
...
o...
UNA CONTRADICCIÓN DE
LA ESCRITORA FARINI
En
1946 el arq. Del Pino termina la casa construida por encargo de la familia Fariní
en Tuyú y del Odiseo. Llevó el nombre de “Marejada” y se encuentra hoy con
su fachada original. Rosa Moran de Fariní, quien más tarde escribiría una
reseña histórica de Pinamar, era su propietaria.
Doña
Rosa - así la conocíamos sus vecinos – era una persona afable y cariñosa de
quien guardo un lindo recuerdo. Era
amiga y discípula de mi abuelo, quien le enseñó a pescar. Vestía de bermudas
y se tocaba con un pintoresco sombrerito. Trabajaba su jardín con entusiasmo y
siempre estaba buscando un interlocutor para conversar. Le gustaban las bromas,
las que festejaba con carcajadas sonoras. Pasaba todo el verano en aquél
Pinamar de condiciones tan duras del comienzo junto a su esposo Angel y sus
hijas.
Cuenta
Rosa Morán de Fariní, en su libro “Pinamar y su historia“,
que en 1942, cuando ellos adquirieron el lote en uno de los viajes que
Pinamar S.A. hacía transportando posibles compradores,
observó que tenían vecinos:
“Una
casita al lado de nuestro terreno y otra en frente, sobre la avenida del Tuyú.
Le pregunté a Del Pino de quiénes eran, a lo cual me contestó:
-Son
de personas residentes en General Madariaga; La que está al lado de su terreno
pertenece a un señor Guillermo Porretti que la utiliza para veraneo de su
familia, y en invierno le sirve de morada cuando se dedica a la pesca. Es muy
amante de ese deporte y un experto en la materia- nos informó. En realidad
tiene una chacra muy cerca , sobre el camino, donde pasa la mayor parte del año.
La otra pertenece al Señor Nicolás Coccari, hombre de comercio de muchos méritos,
conocido en Madariaga donde vive desde hace muchos años con su esposa e hijos,
dedicado a la venta de artículos rurales en general la cual administra, por lo
que también sentia la necesidad de
un pequeño descanso en su trabajo, dedicándose a la pesca, deporte que lo
atrae sobremanera y que practica
con suma destreza. “...”Era un motivo más para sentirme
satisfecha por la compra del lote”
Pero más adelante, en la misma obra, la escritora se contradice, diciendo
que la suya fue la primera casa construida en Pinamar por un turista. Sus
vecinos que en 1942 ya estaban
usando su casa de veraneo o de fin de semana- Coccari y Porretti- no eran
residentes. Coccari era un sastre de General Madariaga, por lo que no sé si
llamarlo turista, ya que tenía una casa de verano en la costa de su partido.
Porretti – a quien Gorki Coccari vendió una de las casas edificadas por él,
“La Pionera”- vivía con su familia en Buenos Aires: era un turista.
Queda
demostrado que “Marejada” no fue la primera casa de veraneo construida en
Pinamar.
Es a
partir de 1946-47 que se comienzan a ver terminadas un grupo de hermosas
viviendas veraniegas, como la del Sr. Torcuato Mur – Caralmasu – en la calle
del Caracol, frente al hotel, que tenía la particularidad de no adaptarse a las
exigencias especificadas en el boleto de venta, ya que contaba con tres pisos.
Esto dio motivo a una gran discusión entre Coccari y Bunge y a un juicio al
cual, en su momento, la casa de Mur puso punto final.
…O…
LA
DEMANDA DEMANDADA
Cierto
día, Bunge, que había construido su residencia definitiva en el barrio del
golf, apareció a comprar, como siempre lo hacía, por la Ferretería de Coccari,
en Madariaga. Gorki no estaba, ya que andaba atareado preparando un viaje al
exterior. Pero mi abuela Carmen, su
madre, que siempre ocupaba para entretenerse y charlar con los clientes una
sillita detrás del mostrador, escuchó el mensaje que don Jorge le dejaba a
Gorki: El había construído una
hermosa casa en Pinamar, y la de los Coccari se había quedado atrás; los
tiempos habían cambiado y ya no entonaba con el resto ese pequeño chalet en el
que don Nicolás pasaba gran parte del año.
A su
llegada al negocio, Gorki escuchó el mensaje de boca de su madre. Su orgullo de
pionero se vio acicateado por lo que seguramente fue una broma, dentro del
contexto de una amable charla con una anciana.
Antes de
emprender su viaje, se reunió con el arquitecto del Pino para aceptar el desafío.
Le encargó que, sin tocar la casa
de su padre, edificara sobre ella, pero con su frente a la calle del Caracol,
una residencia que costase sólo cinco pesos más que la de Bunge en el Barrio
Golf. Conocía Gorki la prohibición de un segundo piso, pero
él mismo manifiesta que “tenía un as en la manga”
Ese año
viajó a Europa. A su regreso el arq. Del Pino lo llamó, pero tenía que
resolver grandes complicaciones producidas por su ausencia y debía viajar a
Estados Unidos, por la concesión del jeep Willys. Le hizo saber a su buen amigo
Saúl que oportunamente iría.
Ya
finalizando el año, regresó a Pinamar y se encontró una
casa de monstruosas dimensiones que
ya había llegado al techo. Cuando le preguntó a del Pino, éste
respondió que sólo era en cinco pesos más cara que la de Bunge.
Aprovechando
un desnivel entre las calles Tuyú y del Caracol, la edificación de del Pino
mostraba dos plantas - el límite
permitido – siempre que se la
mirase desde ésta última; pero vista desde del Tuyú, tenía tres niveles: lo
que expresamente se comprometía a “no” hacer el comprador de un lote en
Pinamar.
De
inmediato comenzaron las discusiones por ese incumplimiento de las cláusulas de
la escritura, pero Coccari seguía dando finales a su obra cinco pesos más
cara, a la vez que daba batalla y resistía los ataques con dos contundentes
argumentos: El primero y más importante era que la casa de Mur – miembro del
Directorio de Pinamar S.A. – tenía
(y tiene, ya que aún sigue tal como fue originalmente edificada) la misma
cantidad de pisos. El segundo argumento fue que la nueva casa estaba ubicada
sobre calle del Caracol, con sólo dos plantas. La de la Calle del Tuyú era
otra casa, la de su padre Nicolás, edificada años atrás en el lote N°1.
Si se
llegó a juicio, si hubo demandas, no lo sé. Lo cierto fue que un día,
fatalmente cuando estaba todo encofrado para hormigonear el
segundo piso, una persona
enviada por Bunge el administrador de Pinamar SA, ,
llegó ante la casa del problema y comunicó a Coccari que, en caso de
que continuara la obra, una cuadrilla se iba a hacer presente
para demoler “el piso que le sobraba”.
-Está
bien. - respondió Gorki - ¿qué fecha han fijado para la demolición?
- Martes, respondió el enviado. (Era un sábado).
- Porque necesito realizar antes una faena. Dígaselo. – dijo Coccari
El
mensajero, asombrado preguntó qué faena era esa.
-Yo
me encargo de las demoliciones, tengo gente trabajando, nada me cuesta. En una
semana le hago demoler el tercer piso al Sr. Mur, para que él no se tenga que
molestar desde Capital. Primero la suya, por supuesto, ya que fue la primera en
tener tres plantas. Después la planta alta del chalet nuevo de Bunge, quien le
está haciendo una obra a la Algodonera Argentina, propiedad de Mur en Capital,
y está muy ocupado. Luego de eso puedo comenzar a demoler lo mío. Dígale eso,
no más.
Luego
de esta escaramuza, no se volvió a hablar del asunto. ”La paz reinó en
Varsovia”, como dice Gorki en sus escritos. La casona se terminó y fue
largamente disfrutada por la familia, entre quienes me cuento. No supe nunca si
era agraciada en su aspecto. Creo que no lo fue. Pero sí sé que era alegre, cómoda, hospitalaria.
Tengo
noticias de que entre Bunge y Coccari no se volvió a hablar de nada más. Por
muchos años.
.....*.....
En el transcurso de las décadas 40-50 se construyeron otras casas de
gran valor:
·
la
del Sr. Willoket -Las Toninas – con su bellísimo techo de paja, en calle del
Odiseo;
·
la
residencia de los García Robin, también con techo de paja, en de la Sirena y
de la Almeja;
·
la
de los Herraitz, amplia, de dos plantas, hoy propiedad de Pío Ludueña, en del
Tuyú casi Av. Del Atlántico (hoy del Libertador);
·
el
pequeño chalet de los Zubizarreta, sobre del Caracol, cerca de la playa, que
luego perteneció sucesivamente a Angel Magaña y Luis Sandrini,
·
el
hermoso chalet de los hermanos Castagna – “Las Artes” , hoy “Restaurante
Tante – en cuyos jardines hubo recitales de música ofrecidos por sus
propietarios . El pianista Nino Castagna, allá por los 50, invitaba a su casa y
allí, acompañado por su hermana Bruna Castagna, soprano del Metropolitan Opera
House de New York, deleitaba al auditorio con un refinado e inesperado
concierto.
·
En
la misma calle de las Artes edificó la familia Luzarreta – “Chez Luzarreta”
y Doña Rosa Foresti tuvo su pensión. Siguiendo esa calle, ya sobre el mar –
porque Burriquetas era la última calle - el
señor Negrini nombró con su apellido al hotel que construyó y explotó en
temporadas de verano.
Como
vemos, la mayoría de las casas edificadas estaban en un mismo barrio, ya que
fue el único loteo existente al momento de realizarse las primeras ventas.
Estos pioneros vivieron en Pinamar desde los años 40 a los 50 sin corriente eléctrica
- por ende con heladera a hielo y sin luz eléctrica -
sin agua corriente, con pocas provisiones y caminos desastrosos. Se
alumbraban con velas o faroles a kerosene. El agua era de pozo y se debía
bombear a mano para subirla al tanque. Una
lucha reservada para espíritus
aventureros con un soplo pionero. Ellos sacaban de todo esto más alegría y
disfrute que de la playa misma.
Para
aprovisionarse llegaban como podían hasta la granja “Tuyutí” de don
Antonio Schuab o, si el camino estaba bueno, hasta Madariaga. Debajo del hotel
Pinamar había un pequeño almacén llamado “La Gran Vía”, del Sr.
Rocasalva, con muy poca mercadería. La leche fresca la dejaba de casa en casa,
a diario, el lechero Artiguet en un sulky cargado
de tarros. Venía desde el tambo de
su familia, en el campo.
Para
lograr adquirir algo de carne en el matadero – hoy Casa de la Cultura - era
necesario ir muy temprano, ya que, por la falta de heladera, se faenaba una sola
res. Más tarde algo habría, pero era lo que otros no habían querido llevar.
El carnicero era Cañete y había un jovencito ayudante, a quien llamaban
Manolito. El orden de llegada era sagrado. He acompañado a mi abuelo Nicolás
tempranísimo a hacer esa cola. El olor del compost era insoportable.
Luego
edificaron sus casas las familias Comotto, Hugges, Cremona, Cárdenas, Deraux y
Roage.
Nuevos
arquitectos llegaron luego de del
Pino: Dathes, quien hizo la casa de Zubizarreta; Ruíz Luque, quien construyó
la “casa del puente” frente al golf, calle del Buen Orden; Raffo Quintana
que hizo para Cabrejas la hermosa “Aguas Verdes”, también sobre Buen Orden;
hubo otras casas proyectadas por Peña, Uranga, Sánchez Zinni y Caballieri.
Recordamos
a los constructores Lorenzo Comotto, Alfeo Alfi, Leónidas Máteri.
Los hermanos Deluchi, quienes murieron
aplastados por una chimemea que se derrumbó mientras trabajaban,
configurando la más terrible
tragedia del momento.
Secundados
éstos por un grupo de personas que también soportaron las rudas condiciones de
vida de las plantaciones o de la construcción, quienes además fueron
construyendo sus viviendas, o debían viajar diariamente desde Madariaga por ese
camino lodoso y empantanado, o peligroso por lo polvoriento. Fueron algunos el
pocero Juan Cuello, los instaladores Urrutia y Andere, los electricistas Cúndari,
Smelti, Alfi (hijo); los pintores Santos y Riegler; El techista Celso Losino;
Los herreros Salvo, Faramiñan y Prasel; El cerrajero Nino Valenti. Así el
Barrio Obrero, como lo llamara Bunge – o Barrio San josé, como se llamó
después – se fue llenando y vertebrando con esa gente laboriosa y progresista
que hoy constituye el grueso de su población estable.
....o....
PINAMAR
S.A.
En
1942 el arquitecto Bunge intentó comprar todo el campo de la Sra. Valeria
Guerrero Cárdenas de Russo -según cuenta ella - pero ésta no deseaba vender.
Se
forma entonces Pinamar Sociedad Anónima, integrada por Jorge Bunge con
la mayoría de las acciones y un Directorio con un grupo de importantes
industriales, hacendados y profesionales: Carlos
Anesi, Otto Bemberg, Enrique Bordot, Jorge Born, Eduardo Bunge, Víctor Casterán,
Francisco Chass, Gastón Dedyn, Manuel Fontecha Morales, Alfredo Fortabat, León
Fourbel Rigoleau, Eduardo García Fernández, Aníbal López, Gustavo Malán,
Ramón Mur, Gral Alberto Olivera César, Manuel Thibaud e Ignacio Uranga.
Estos eran los capitalistas que le permitíeron afrontar los enormes gastos de la fundación.
El
nombre de Pinamar, elegido por Pinamar S.A., proviene de la bella conjunción de
pinos y mar que se iba conformando con la fijación de los médanos.
El
hotelito Pinamar, construido en 1942 por la empresa Gorki Coccari, fue ampliado en 1944, en plena 2ª guerra
mundial, durante la que se le construyó un piso superior. Hubo repentinamente y
en plena obra, una escasez y encarecimiento de materiales, especialmente del
hierro necesario para la losa, que Coccari resolvió a su modo. Esto más
adelante llevaría a estos dos personajes - tan singulares y parecidos - a otro
de sus frecuentes enfrentamientos.
La
fecha de apertura al público fue el 14 de febrero de 1943, fecha de fundación
de Pinamar como Balneario. Fue su primer Gerente el Sr. Arturo Dietrich Gunther.
La
fundación incluyó la previsión de fracciones para ser destinadas a:
-
Centro
Comercial, Usina, Carpintería, Hotel Mesón: Hoy calles Constitución, Simbad
el Marino, Bunge y Libertador
-
Centro
Cívico: Hoy Calles Valle Fértil, Constitución, Marco Polo y Rivadavia
-
Escuela:
Rivadavia, Constitución y Marco Polo. (fue la Esc. 11, luego la actual EGB N°1)
-
Administración
y Destacamento de Policía: Calle Jonás detrás del hotel Arenas
-
Estación
de Meteorología: cul de sac de del Caracol
-
Iglesia
Parroquial: Hoy Nuestra Sra. De la Paz, en del Libertador
-
Estación
del Ferrocarril, en Constitución casi Intermédanos, donde hoy queda un pino
histórico.
En
1944 la Provincia de Buenos Aires aprobó al Plan Director, elaborado por el
Arquitecto y Urbanista Jorge Bunge. Quienes compraban en Pinamar, al firmar la
escritura de dominio, se obligaban a respetar este Plan, que contemplaba
zonificación, uso del suelo y tipo de edificación, conceptos urbanísticos
adelantados para la época, ya que preveían la belleza, el respeto por la
naturaleza, por la típica topografía ondulada, con amplios retiros entre
viviendas y de éstas a las calles y medianeras. Se trazaron
una zona industrial, un barrio obrero, un centro
comercial-administrativo-educacional, se sectorizaron las zonas residenciales y
se previeron amplias parcelas destinadas a parques y plazas .
Este rigor y falta de permisividad para lo antiestético, desubicado o
desprolijo de aquél ingeniero urbanista de la Universidad de Munich, luego de
58 años se ha hecho hábito y ha formado la
de una percepción estética funcional,
muy cara a los pinamarenses, donde
la protagonista es la Naturaleza.
En
1945 se construyó un grupo de viviendas permanentes para quienes formaban el
sector terciario, llamado “Barrio Obrero las Acacias”, ya que iban llegando
personas para trabajar en la fijación de médanos, en la construcción y en los
servicios. La mayor parte de estas familias provinieron de General Madariaga y
de la corriente de inmigración italiana de la post guerra.
Ese
año se construyó el primer muelle de madera, arrasado más tarde por una
sudestada
En
1948 se inauguró un segundo muelle, más fuerte que el anterior, con la alegría
de residentes y turistas, amantes de la pesca deportiva.
Ese
fue el año en que se instaló el Kiosco Córdoba, en Bunge y Simbad el Marino,
en el que se vendían pasajes y se despachaban encomiendas, porque era parada de
micros; había cigarrillos, golosinas, diarios , artículos de pesca ... lo que
hiciese falta.
....o....
EL
FERROCARRIL
Han
llegado a mí por vías diferentes,
CINCO versiones de lo que fue la tramitación y llegada del ferrocarril a
Pinamar. Este trabajo las recoge a todas, pero
considero que debe haber tantas como relatores o participantes haya tenido el
hecho. Aquí se las dejo:
VALERIA
GUERRERO
– LA DUEÑA DE LA TIERRA
(**)Parece
doña Valeria Guerrero muy determinada a decir verdades cuando expresa que
narrará “cómo conseguimos Juan Pablo y yo que se hiciera correr el tren de
pasajeros”.
En
1949, su mayordomo Alvarez, de La Invernada, viajó por casualidad con un
empleado del ferrocarril que le contó que iban a levantar las vías del ramal
Madariaga-Pinamar por considerarlo inútil. Era el ramal que su padre había
logrado que se instalara durante la guerra para aprovisionamiento de leña.
En
una visita a Ferrocarriles en Constitución, lograron la confirmación de la
mala noticia. En un plano estaban tachadas con rojo estas vías. Dice Valeria
que estaba Perón en el poder y hablaron con el Sr. Kennedy y otras personas muy
amables. Hicieron la defensa del ramal que beneficiaba a una gran zona de la
costa y solicitaron un tren de pasajeros, ya que la hermosa obra que se estaba
haciendo en Pinamar lo merecía. Varias fueron las oportunidades en las que
entrevistaron al Sr. Kennedy y otras autoridades del Ferrocarril Roca.
Nombra
la señora Russo a personas influyentes entrevistadas, como el Director de la línea
coronel Zubieta; el Ministro de Transportes, Juan Francisco Castro, de su círculo
de amistades.
En
abril de 1949 fueron a Pinamar las autoridades del ferrocarril en un vagón
especial, acompañados por Juan Pablo Russo, ingenieros y jefes para estudiar cómo
se podían arreglar las vías y conocer la región. Hicieron una parada en
Guerrero, donde estaba la Sra. Valeria con invitados. Luego, en el Talar, el Dr.
Russo les ofreció un asado, en el que estuvieron Carlos Gesell y personas de
Madariaga, todos interesados por el tren de pasajeros.
Fue
tanto el entusiasmo por los montes de tala y las playas, que inmediatamente de
llegados a Buenos Aires, mandaron cuadrillas y materiales a Pinamar. Desde el
lugar donde <Manuel Guerrero había llegado con los rieles, desviando hacia
la derecha en dirección a Ostende, enderezaron la vía y la siguieron mucho más
adelante. Así llegaron cerca de la costa, donde instalaron una casilla de
madera y un galponcito.
Cuenta
Valeria que Jorge se enteró de la llegada del tren de pasajeros a Pinamar
cuando el proyecto ya estaba aprobado, y fue Juan Pablo quien se lo comunicó
por teléfono. “Se puso muy contento con este regalo caído del cielo”, los
invitó a almorzar y hubo una tregua en las tirantes relaciones, la que duró
poco.
Esta
mención de Valeria a un almuerzo,
es en referencia al de inauguración
del tren de pasajeros, el 27 de agosto de 1949, que se hizo en el Hotel Pinamar.
Allí dice que encontró gente nueva, “sus socios” de Pinamar S.A., algunos
a los que jamás había visto y otros, muy amigos suyos de antes, que no sabía
ella que “ahora” formaban parte del proyecto.
Pero
las vivencias más valiosas relatadas por la escritora son las de la llegada del
tren “Huemul”, una moderna unidad con la trompa cubierta por la bandera
argentina. Viajaban el él el
representante del Gobernador Mercante - Ministro de Salud Pública Bocalandro
– su esposa Mecha, amigos de
Valeria y Juan Pablo. También iban ellos y
la plana mayor del Ferrocarril Roca. En Madariaga los esperaba el Intendente
Costa con una multitud. Suena agradecida Valeria al recordar emocionada el
discurso de Abelardo Costa, que se refirió a su padre como hombre de empresa, y
a su gran obra en la región. “Ahora sólo se oyen los nombres de Bunge y Shaw,
así que tengo que agradecerle al doctor Costa que haya recordado a papá”
Al
llegar a la estación Pinamar, el tren parecía enorme en medio del desierto, ya
que había unas pocas plantitas raquíticas y el resto arena. Habían preparado
el andén, una casilla para la estación y los galponcitos. Jorge había hecho
un sendero de tierra para comunicar con el camino principal (hoy Av. Bunge).
Estaba todo lleno de banderas argentinas y había una campana en el corredor.
Había público, automóviles que los llevaron al hotel y un gran entusiasmo. En
el hotel Jorge Bunge había preparado un gran almuerzo. A los postres hubo
discursos y , a pesar del pleno invierno, y de que la comida fue al aire libre,
el tiempo acompañó, y lo pasaron
bien.
Jorge
Bunge llevó a algunos de los invitados a recorrer el pequeño pueblo: usina,
almacén, carpintería, fábrica de baldosas, taller de automóviles. También
llegaron ese día a Tío Domingo - loteo
de Antonio Guerrero para una colonia de agricultores -
por un ramal extendido hasta allí.
Valeria
dice que Jorge estaba tan contento que prometió darles terrenos en Pinamar.
Ella pensó compensarlo con un pedazo de tierra firme, pero esto, que parece
poco importante, nunca se concretó. Valeria lamenta no tener un lugar junto al
mar. Quienes vivimos en Pinamar lamentamos
algo mucho más importante: que nuestro partido termine en la Ruta 11, con los
consiguientes perjuicios que - a lo
largo de todos estos años - nos ha
acumulado el hecho de no tener
tierras más allá de ésta, para tener un lugar propio para disposición final
de residuos, de una planta depuradora de líquidos cloacales lejos de la planta
urbana, por haber tenido que ubicar nuestro aeroclub y nuestra estación de
trenes en tierras de General Madariaga.
Las
relaciones humanas determinan generalmente la historia. Y ésta a veces debe
subordinarse a los enconos personales, a las pequeñas mezquindades, a la falta
de mediadores generosos que acerquen a las partes.
....o....
ROSA MORAN DE
FARINI - HISTORIADORA
En 1949
– cuenta la Sra. Fariní – por gestiones exitosas efectuadas por el
ingeniero Leguizamón, un alto funcionario del ferrocarril inglés, y las del Señor
Russo, ante el Ministro de Transportes, Tte. Cnel. Juan Francisco Castro, se
reacondicionaron las vías existentes entre Madariaga y Punta Rieles, alargándose
tres kilómetros hasta Pinamar, inaugurándose en agosto un servicio combinado
que, partiendo de Mar del Plata y Buenos Aires, pasa sus pasajeros en General
Madariaga al “trencito” que llega hasta Pinamar.
Pinamar
construye la estación a dos kilómetros del mar, en la prolongación de la
calle Constitución.
Al
inaugurarse se pone al frente al Sr. Barabino, quien hasta ese momento había
estado empleado en al campo del Sr. Guerrero en Tío Domingo.
Funcionó
en dos horarios diarios, para lo que empleó diez personas, entre conductores,
guardas, cambistas, boleteros, jefe de estación y un empleado “despertador”
cuya sola misión era despertar a las cinco de la mañana a dichos funcionarios.
El “trencito” transportaba pocos pasajeros, ya que la mayoría prefería el
colectivo de Parini, que los llevaba hasta el centro y tenía mejores horarios.
El éxito del “trencito” se limitó a los días de lluvia, por lo
intransitable que se ponía el camino de tierra. No tardó mucho la gerencia del
ferrocarril que el servicio Madariaga-Pinamar causaba pérdidas.
....o....
ABELARDO COSTA
– Intendente de General
Madariaga en 1949
En 1949
el arquitecto Bunge me anuncia que el Directorio de su empresa está gestionando
para convencer a la entonces Secretaría de Transportes para que tienda una línea
entre Madariaga y Pinamar que quedaría ligada a Plaza Constitución por el
ramal Madariaga-Guido.
Cuando lo
comuniqué al Gobernador Mercante, manifestó su acuerdo y se comprometió a
apoyar la gestión ante Ferrocarriles. El ramal no sólo beneficiaría la
propuesta turística de Bunge, sino un centro de producción frutihortícola que
quedaba en el trayecto, llamado Tío Domingo. Interesé a Mercante y a Bunge
en esta escala y tuve éxito.
El 19 de
agosto de 1949 el Ministerio de Transportes de la Nación procedía a inaugurar
el nuevo ramal. Ese día, una comitiva oficial que se trasladó en tren eléctrico
desde Plaza Constitución fue recibida con ovación por una muchedumbre que
esperaba en la estación de Madariaga. Tras la bienvenida que les di en nombre
del pueblo del partido, ocuparon de nuevo el convoy, ahora con la presencia de
autoridades locales y vecinos, hasta Punta Rieles, desde entonces ESTACIÓN
PINAMAR. Viajaban Fontecha Morales, representante de Pinamar SA, el escribano
Manuel Castro, Subsecretario de Transportes; el Coronel José Roberto Zubieta,
Gerente General del Ferrocarril Roca y
el Ministro de Salud Pública y Acción Social Dr. José Bocalandro.
....O....
HERMAN PARINI
- Pionero del transporte
automotor de pasajeros
El
trencito, que fue inaugurado el 19 de agosto de 1949, hacía el recorrido entre
la estación de Madariaga y la de Pinamar. Con muy buen criterio, el arq. Bunge
no dejó que llegara hasta el mar. Estaba en lo que hoy es Constitución y
Apolo, donde funciona la Imprenta Barros. No queda ningún rastro de la estación.
Cuentan los que allí construyeron que cuando cavaban los cimientos encontraban
clavos de durmientes, ladrillos y otros elementos.
Cuando
llegaba el tren de Buenos Aires, los pasajeros debía esperar una hora para que
se hicieran las maniobras para que el tren siguiera viaje y el trencito se
acomodara en las vías para partir a Pinamar. Yo, que tenía parada frente a la
estación, me paseaba por el andén anunciando que salía “de
inmediato” y los dejaba el la misma playa. Muchos pasajeros, a pesar de que el
boleto les daba derecho al transbordo sin cargo, utilizaban mi ómnibus para
llegar antes. Eso me trajo problemas. El maquinista del tren, un peronista fanático
llamado Mikeley, me denunció a la policía, diciendo que yo le sacaba clientes
al ferrocarril, que ya eran nuestros. Por ser “nuestros”, se me prohibió
pasearme por el andén.
Entonces
puse un gran cartel desde adelante hacia atrás del colectivo que decía “Este
ómnibus sale enseguida para Pinamar”. Los pasajeros lo veían y cruzaban. A
los pocos días me secuestraron el cartel.
El
trencito salía a diario, con mis mismos horarios y cobraba menos, pero yo salía
completo y el trencito con 5 ó 6 pasajeros, porque yo llegaba a la playa y el
tencito los dejaba a 20 cuadras que había que hacer a pie en medio del arenal .
Pero
el tren estaba subsidiado; hasta el habitante de Tierra del Fuego, que no tenía
noticias de que existiera Pinamar, lo estaba pagando. Yo tenía que correr con
todos los gastos y cobrar $2.- El tren salía $1.80 y tenía 11 personas para
atender el servicio. Era un derroche. En 1954, con la inflación, debí dejar el
servicio que ya no era redituable. Fue una gran alegría de Mikeley.
A
veces trataba de asustarme, esperando con las luces del tren apagadas en el
cruce con el camino. Un día me cansé y, cuando lo vi cruzando la calle en
Madariaga, le tiré el ómnibus encima y pegué el volantazo. Hizo denuncias, se
dijo que andaba armado para matarme, pero nunca más se metió conmigo.
El
tren siguió corriendo y sus pérdidas eran cubiertas por el Presupuesto
Nacional, hasta que, durante el proceso, lo levantaron por improductivo.
....o....
GORKI
COCCARI – PRIMER EMPRESARIO DE
LA CONSTRUCIÓN
A
Veces salíamos con Bunge a caballo por los médanos. A mí se me hacía un poco
difícil, porque a los ocho años se me desbocó un caballo y en su disparada
pasó rozando un poste de electricidad. Fue sólo un susto, pero uno durable.
Bunge me daba a Napoleón, que debía tener unos 200 años, ya que tenía
reumatismo y otras nanas. Para captarme su simpatía llevaba en los bolsillos
terrones de azúcar y lo conversaba todo
el tiempo. Ya se había acostumbrado a mí y me tomaba el pelo. Napoleón paraba
a comer pasto y no escuchaba mis ruegos. Bunge a los gritos porque yo no lo seguía,
pero en realidad era el caballo el que no arrancaba. De ahí que preferí
dedicarme a la aviación. Como piloto manejas una máquina que te obedece y te
anticipa todo en sus tableros. El caballo no te anticipa nada; se hace rogar y
como si fuera poco ostenta una
voluntad propia que no tiene nada que ver con tus intereses. La caída de un avión
es asunto serio. Caerte de un caballo es un bochorno.
El
transporte hacia y por las dunas era problemático. Llegar a Pinamar con los
materiales necesarios se hacía lento y pesado.
Durante
la presidencia de Perón el país adquirió
los ferrocarriles a los ingleses. Un día, a las dos de la mañana, llegó en un
autovía el gerente del Ferrocarril Sud, Mr. Lyon, a hacerme una propuesta. En
virtud del gran tonelaje de materiales de construcción – vagones enteros -
que recibía por tren, se me bonificarían en un 50% los fletes y se me
nombraría remitente y destinatario de todo lo producido en Gral.Madariaga:
hacienda, frutos del país y otras mercaderías en vagones. Yo sería el
distribuidor a domicilio y el despachante hacia la Capítal. También me comunicó
Mr. Lyon que la empresa iba a reacondicionar
el sistema ferroviario con una
inversión de 25 millones de dólares. Lamentablemente la adquisición del
sistema fue deficitaria a los pocos meses, pero esa es otra historia.
De
todos modos quedé en contacto con Mr Lyon para invitar a Mr. Eddi, presidente
de Ferrocarriles Argentinos, pero que” vivía en Londres”, para mantener una
conversación sobre la extensión de la línea de rieles desde el obraje de
Muglia, donde se cortaba la leña para alimentar las calderas hasta Pinamar. Eso
resolvería en gran medida el transporte de personas y carga.
Hacía
una semana en pleno invierno lluvioso que esperábamos que llegara un autovía
con el importante personaje. El
día que debería llegar por fin, las horas pasaban y no aparecía, por lo que
el Arq. Bunge, impaciente, nos pidió al arq. Saúl
Del Pino y a mí que lo fuésemos a esperar a Punta
Rieles, o sea a la entrada de Pinamar.
En
nuestra ausencia llegó a la casa un señor. Bunge, al verlo, creyó que era el
mencionado presidente de ferrocarriles. Abrazó afectuosamente al supuesto Mr.
Eddy y le sirvió un vaso de whiski.
Con
mucha sorpresa por los elogios y la
calurosa bienvenida, aprovechando un respiro de Bunge, el recién llegado le
explicó:
-Sr.
Bunge, yo no sé con quién me confunde, pero vengo a verlo porque Coccari me ha
prohibido la pasada por Pinamar aduciendo que, por transitar con velocidad, le
rompía la capa de tierra sobre el trazado. Soy Herman Parini...
No
pudo seguir hablando. Cuando quiso acordar, ya no tenía la copa en la mano,
Bunge lo había tomado de las solapas y lo estaba echando a gritos. El Sr.
Parini transportaba pasajeros y cumplía encargues entre Madariaga,
Pinamar y Ostende con una hermosa camioneta importada que me había
comprado a crédito, pero, efectivamente, tenía la pasada prohibida por las
calles que Pinamar SA estaba abriendo. Nadie podía hacerlo si era ajeno a la
empresa.
Finalmente
llegó Mr. Eddy y se resolvió extender la línea desde el obraje de Muglia
hasta Pinamar, evitando la vieja
ruta que salía desde Madariaga a Mar del Plata. Estaba ubicada, la que
designaban como “media estación”, a unos 12 km doblando a la izquierda, a
lo largo de un camino de tierra existente pasando por los campos de Porretti. Se
estableció que el transporte de pasajeros y carga se haría con una locomotora
diesel que salía de Gral. Guido y
que empalmaría a Gral. Madariaga
con la vía a la Capital. Al levantarse la mayoría de las vías por no ser
rentables, se reinició el antiguo recorrido, lo que fue muy importante, ya que
evitaba el recorrido por campos privados. Esto fue en 1949.
Esta
misma historia, con algunas pequeñas diferencias en el tipo narrativo, la
cuenta Herman Parini en el libro”Charlas de un pionero con un recién
llegado” de Aller Atucha.
....o....
Nota de
la autora: Estas – a veces disímiles y otras coincidentes -
versiones, lejos de inquietarme o confundirme, agregan elementos a una
historia que aún no está escrita y que, como todas las historias, pertenecerá
a quien la investigue. Anoto cada detalle que surge porque lo considero
enriquecedor. Sería muy arrogante de mi parte elegir a priori una GRAN VERDAD a
costa de lo que cada uno de los actores pueda humildemente aportar.
BALNEARIO
PINAMAR
EDIFICIOS
SERVIDOS AL 31 DE JULIO DE 1955
C.A.L.P.
REFERENCIAS
A
Lotes sin vender
a
Lotes vendidos antes del 20 de enero de 1949
A.
Lotes vendidos después de 20 de enero de 1949
A*
Lotes vendidos en remate de marzo 1955
ME
HE ENTERADO DE LA EXISTENCIA DE ESTOS DATOS POR EL Sr. PEDRO GROSSI, CUYA
FAMILIA SE ENCUENTRA ENTRE LOS PRIMEROS COMPRADORES DE LOTES DE LA ZONA GOLF.
FUE ÉL QUIEN ME FACILITARA EN 1998 UN MARAVILLOSO MAPA DE CALP EN EL QUE SE
ENCUENTRAN MARCADOS LOS LOTES DE LAS VIVIENDAS SERVIDAS POR ESA INSTITUCIÓN EN
1950, EXQUISITAMENTE REFERENCIADO CON LOS NOMBRES DE CADA UNO DE LOS
PROPIETARIOS Y LA FECHA EN LA QUE FUE ADQUIRIDO EL LOTE.
ZONA
A |
|||
Manzana |
Lote |
Propietario |
Calles |
1 |
b |
Olivares |
hoy
Status |
2 |
H |
Pinamar
SA |
Bunge
y Sirena |
3
|
G |
Sirenilla(Bocchi) |
Bunge
y Sirena |
C |
Club
de Pesca |
Bunge
y Buen Orden |
|
4 |
ab |
Larrain |
Sirena
y Almeja |
c |
Hughes |
“
(Manzana chiquita) |
|
5 |
a |
Stefano |
Sirena
y Almeja |
b |
Bunge
(anexo hotel) |
Caracol
y Sirena |
|
f
e d |
Mur |
Caracol |
|
k |
Annal |
Caracol |
|
o |
Fascio |
Sirena
y Almeja |
|
6 |
a |
Fablet |
Sirena
y Caracol |
c |
del
Pino |
Caracol
y Odiseo |
|
d |
Martínez |
Caracol
(al lado) |
|
h |
Bozalla |
Caracol |
|
k |
Meteorología |
Almejas |
|
l
m n |
Sojo |
Almejas |
|
q |
García
Robín |
Sirena
y Almeja |
|
7
|
a |
Repetto
y Bianchi |
Tuyú
y Sirena |
b |
Cangiano |
Tuyú
c/salida a Caracol |
|
c |
Coccari |
Tuyú
c/salida a Caracol |
|
g |
Bar
La Peña |
Tofano(luego
Hotel Neptunia) |
|
s |
Cermesoni |
Caracol
y Av. Del Mar |
|
m |
Magaña(Zubizarreta) |
Caracol |
|
i |
Yepes |
Caracol |
|
8
|
f
g |
Herraiz/Luzarreta |
Tuyú |
h |
Fisch |
Tuyú |
|
i |
Cárdenas |
“ |
|
jklm |
Hostería |
“ |
|
t |
Monzani(Taurizano) |
Jonas
y Parque Tridente |
|
9
|
f |
Foresti |
Delfines |
g |
Silvestre |
“ |
|
h |
Ramazzi |
“ |
|
i |
Mosciaro |
“ |
|
k |
McGough |
“ |
|
m |
Farini |
Tuyú |
|
n |
Porretti |
“ |
|
q |
Royer |
“ |
|
r
s |
Daireaux |
“ |
|
v |
del
Castillo |
“ |
|
10
|
b |
Porretti |
Delfines
y Odiseo |
11 |
abcdegh |
Ubertalli |
Delfines,
Odiseo, Argonautas |
f |
Betbedere |
Delfines |
|
12
|
b |
Picollo |
Silenios |
c |
Acomano |
“ |
|
gh |
Geene |
“ |
|
k |
Willoket |
Odiseo
y Delfines |
|
qr |
Ramírez |
Delfines |
|
13
|
b |
Gazcón |
Tritones
y Libertador |
m |
Magliola |
Silenios |
|
op |
Bardini |
“ |
|
14 |
h |
Wettig |
Argonautas
e/Odiseo y el mar |
|
Playa
Bar |
|
|
ZONA
B |
|||
1 | c | Ghirimoldi | Bunge c/salida a Jonas |
d | Hornos | “ |
|
h | Agnoletti | “ | |
i | Aperlo | “ |
|
j | Shuarzkopf | “ | |
l | Marra | “ |
|
m | Marra | “ |
|
r | Seguí | “ |
|
2 | f | Comotto | Libertador y Jonás |
4 | f | Ruata | Tuyú |
g | Lucero | “ |
|
jh | Pinamar SA | Jonás
(Administración) |
|
k | Antonio | “ |
|
l | Pellini | “ | |
5 | c | Rizzotto | Gulliver e/M.Polo y R.Crusoe |
j | Lede Mougam | Tuyú y R.Crusoe | |
o | Yaggi | Tuyú | |
6 | c | Tricoli | Gulliver e/R.Crusoe y
S. el Marino |
d | Teruel | “ | |
j | Porretti | Tuyú | |
l | Baratti | “ | |
m | Alfi | “ | |
7 | j | Coriado | “ y Libertador |
ZONA
C1 |
|||
15 | k | Laukens | Burriquetas e/Bunge y Gaviotas |
16 | i | Scotto y Olivera | “
e/Gaviotas
y Acacias |
17 | a | Feliú | Buen Orden y Gaviotas |
f | Gomez Palmes-Rvas | Burriquetas e/Gaviotas y Acacias |
|
g | Kessler | “
y Acacias |
|
h | Martínez | Acacias y B.Orden | |
i | Barbero | Buen Orden e/Gaviotas y Acacias | |
8 | b | Negrini | Burriquetas y Bunge |
c | Pisan | “ e/Bunge y
Gaviotas |
|
l | Agnoletti | Buen Orden e/Bunge y Gaviotas |
|
m | Mazzonis | “ | |
19 | b | Pinedo | Buen Orden e/Toninas y Acacias |
20 | c | Bustos | B.Orden y Toninas |
f | Imizcoz | Sirenas y Gaviotas | |
24 | a | Baccolini | de las Artes y Noctilucas |
25 | g | Merlo | Ballena e/de las Artes y Sirena |
h | Morillo | Artes y Ballena | |
26 | a | Pisani | Ballena y Artes |
b | Willoket | Ballena e/Artes
y Sirena |
|
e | Maletti | “ | |
m | Seeber | Gaviotas e/Artes y Sirena |
|
n | Palugay | “ | |
27 | e | Delorme | Sirena y Gaviotas |
f | Manucevich | Sirena y Toninas | |
28 | b | Magrini | Toninas e/ Tiburón y Sirena |
c | Iceta | “ | |
m | Vidal | “
Acacias e/Tiburón y Sirena |
|
29 | a | Forest | Gaviotas y Artes |
f | Caram | Artes y Toninas |
|
30 | c | Arzeno | Toninas e/Artes y Tiburón |
e | Laporta | “ | |
f | Tofano | “ | |
i | Giovannino | Libertador | |
j | Jannot | “ | |
klmn | Uranga/Bunge | Libertador y Artes | |
31 | c | Pisan | Toninas e/Artes y Bunge |
e | Morillo | Artes y Libertador |
|
32 | b | Deluchi | Gaviotas e/Artes y Bunge |
c | Luzarreta | Gaviotas y Artes | |
f | Sorondo | Bunge y Toninas |
|
33 | a | Giraud | Bunge y Ballena |
ZONA C2 | |||
36 | i | Del Piero | B.Orden e/Acacias y M.Pescador |
Etcheverry | Buen Orden y M.Pescador | ||
37 | b | Laplacette | Burriquetas y Acacias |
c | Fablet | Burriquetas e/Acacias y M.Pescador |
|
d | Macchi | “ | |
e | Llosa | “ | |
j | Schettini | B.Orden y M.Pescador | |
39 | b | Braje | B.Orden e/M.Pescador y Langostinos |
c | Barilari | “ | |
40 | ke | Cabreras | “ |
42 | jk | Pini | Tiburón e/Burriquetas y A.del Mar |
l | Perazzo | Burriquetas e/Tiburón y Langostinos |
|
43 | d | Madariaga | Burriquetas e/Langostinos y Tiburón |
k | Espinosa | B.Orden y Tiburón |
|
44 | cr | Fauve Violi | Libertador c/salida a B.Orden |
n | Lampugnani | “ e/Langostinos y Tiburón | |
45 | d | Rojo Cárdenas | B.Orden e/Tiburón y Artes |
e | Pampillo | “ | |
n | Baudrexel | Libertador “ | |
p | Ledesma | “ | |
46 | fg | Passman | Burriquetas e/Tiburón y Artes |
h | Pombo | “ | |
m | Brané | B.Orden | |
47 | g | Baudreael | Av.del Mar e/Tiburón y Artes |
l | Molas Walter | Burriquetas “ | |
m | Pomes | “ | |
r | Devoto | “ | |
48 | ij | Merlo | Burriquetas Av.del Mar Tobías |
hk | Conen | Burriquetas c/salida a Av.del Mar |
|
49 | d | Shaw | Burriquetas e/Artes y Tobías |
f | Comelleras | “ | |
j | García Robín | Buen Orden y Tobías | |
k | Faletty | “ e/Tobías y Artes |
|
ZONA B2 | |||
92 | a | Cortina | M.Polo y de los Pinos |
f | Martín | Tritones e/Libertador y de los Pinos |
|
g | Vago | “ | |
l | Martínez Vivot | Libertador y M.Polo |
|
93 | h | Cricco | M.Polo y los Pinos |
95 | h | de Salvo | M.Polo e/Robinson y Simbad |
j | Susini | “ | |
96 | g | Raggier | “ |
h | Vogogna | “ | |
98 | b | Villani | Tritones e/Cipreses y R.Crusoe |
103 | ef | Yodice | Sílfides y M.Polo |
104 | g | Gerlhs | Sílfides e/M.Polo y Gulliver |
h | Jones | “ | |
105 | bcgf | Binda | Tritones e/Eucaliptos y Gulliver |
h | Roich | Gulliver y M.Polo | |
ZONA C3 | |||
51 | c | Seeber | Libertador e/Sirena y M.Pescador |
d | Musto | “ | |
52 | a | Cabrini | Cangrejo y Congrio |
b | Figallo y Soula | Cangrejo y Sirena | |
53 | a | Bustos | Libertador y Congrio |
d | Revert | Sirena e/Libertador y Cangrejo |
|
54 | c | Hoffer | Congrio e/Libertador y Cangrejo |
g | Scotti | Cangrejo “ | |
j | Videla | Cangrejo e Hipocampo |
|
p | Revert | Hipocmpo e/Libertador y M.Pescador |
|
56 | b | Teruel (Hegewald) | Cangrejo e
Hipocampo |
h | Strenth | Tiburón y M.Pescador | |
57 | c | Meilio | Hipocampo e/Tiburón y Cangrejo |
I | Perel | Tiburón e/ “ | |
56 | a | Mujica | Libertador y Pingüinos |
b | González Bonorino | Libertador y Tiburón | |
61 | g | Deluchi | Tiburón y M.Pescador |
j | Natale | Pingüinos e/Cangrejo y M.Pescador |
|
63 | d | Scotto | Pingüinos e/Mejillón y Cangrejo |
64 | b | Bordelois | Libertador y Pingüinos |
e | Dithurbide | Pingüinos e/Libertador y Mejillón |
|
j | Lassaga | Foca e/Libertador y Mejillón | |
k | Seeber | “ | |
65 | n | Colombo | Artes e/Mejillón y Libertador |
o | Forti | “ | |
68 | b | Trianón | Constitución y S.el Marino |
d | Bastons | Constitución e/S.el Marino y Artes | |
e | Arduino | “ | |
f | García | “ | |
g | De Negri | S.el Marino y Artes |
|
j | Barragán | Rivadavia e/S.el Marino y Artes |
|
k | Deluchi | “ | |
69 | a | Antonio | S.el Marino y Constitución |
f | Malegne | Rivadavia e/R.Crusoe y S.el Marino | |
h | Udasso | Constitución y R.Crusoe |
|
I | Cano | Constitución e/ ” | |
j | Dal Porto | “ | |
l | Kebe y Martínez | “ | |
70 | h | Savini | “ e/Valle Fértil y R.Crusoe |
72 | a | Mariotti | Jason y S.el Marino |
bc | Caroni | Constitución “ |
|
d | Cúndari |
“ e/ “ y
R.Crusoe |
|
f | Fortunato | “ | |
k | Luchetti | Constitución,
R.Crusoe, Jason |
|
73 | d | Lossino | Bunge c/ salida a Jason |
e | Carrillo | “ | |
fgh | Pinamar SA | “ | |
I | Garbarini | “ | |
k | Yeannes | “ | |
ZONA C4 | |||
77 | a | Irigoyen | Artes y Sirena |
79 | d | Melo | Pingüinos Langostinos Sirena |
80 | g | Lamela | Pingüinos e/Merluza y Langostinos |
83
|
f | Díaz | Tiburón e/Sirena y Langostinos |
84 | e | Yangüela | Tiburón e/Langostinos y Sirena |
85 | f | Pimentel | Tiburón y Libertador |
g | Gilardoni | Libertador y Pingüinos |
|
86 | b | Curutchet | Langostinos e/Libertador y Sirena |
e | Reyes Oribe | Libertador e/Langostinos y Tiburón | |
j | Ramos | “ y Tiburón |
|
g | Ferrari | “ e/langostinos y Tiburón |
|
m | Verruno | Tiburón e/Sirena y Libertador |
|
91 | d | Groussac | M.Pescador e/Sirena yLibertador |
j | Anderson | Langostinos | |
ZONA
C5 |
|||
165 | f | Peña | de los Aromos y de los Faunos (Shaw) |
166 | k | Rigos | “ e/ Artes y Centauro |
ZONA D1 | |||
108 | e | Bunge | Libertador y Trirremes |
109 | f | Grossi | Trirremes y Burriquetas |
I | Angeleli | Libertador e/Tobías y… |
|
110 | bc | Pirovano | Av.del Mar y Tobías |
112 | f | Giribone | Arca de Noé y Burriquetas |
g | Piñeiro Pearson | “
y Buen Orden |
|
h | Ruiz Luque | Buen Orden e/A.de Noé y Trirremes | |
113 | h | Ascoli | Libertador y Goleta Independencia |
117 | a | Morsaline | Libertador y A. de Noé |
125 | ijkl | Country Club (Pazos,Bernatá, Moreno, Mestorino) | Fta. 25 de Mayo e/Argos y Libertador |
126 | h | Casiraghi | Libertador y Gol.Independencia |
127 | gih | Pinamar SA | Argos y A.de Noé |
d | Fontecha Morales | Arca de Noé
c/vista al golf |
|