UN ARGENTINO EN LA EXPEDICIÓN

La expedición nórdica hizo escala en Buenos Aires, antes de proseguir a la Antártida.

Inmediatamente el teniente de navío Horacio Ballvé hizo gestiones ante Nordenskjöld para que un oficial de la Armada Argentina participara de tan importante emprendimiento.

No fue una decisión repentina de la Marina Nacional, la misma tuvo origen en la propuesta que hizo el Perito Francisco P. Moreno para que un marino argentino integrara esa expedición. Este patriota era un visionario que supo ver una oportunidad que no se podía desaprovechar. Su vocación científica y nacional ya le había hecho reparar en el destino antártico de su amada Argentina.

La petición del teniente Ballvé encontró eco en el Dr. Nordenskjöld. El científico sueco sentía simpatía por la Argentina -país que ya conocía-, y cuyo gobierno le brindó un manifiesto apoyo a su actividad científica.

Horacio Ballvé fue que el organizó y dirigió en 1902 el Observatorio Meteorológico y Magnético en las islas Año Nuevo como parte de las actividades antárticas en marcha.

Sobral con su empeño, consiguió ser uno de los cinco candidatos para tan importante misión. Su entusiasmo y personalidad causaron tan excelente impresión, en el jefe de la expedición, que inmediatamente resultó elegido para integrarla. Sus sueños juveniles de aventura y exploración se hacían realidad.

El joven alférez argentino tenía apenas 21 años al momento de incorporarse a la expedición antártica. Su juventud no sería obstáculo para que actuara con pericia y responsabilidad en sus tareas científicas. Rápidamente se ganó el aprecio y la confianza del Dr. Nordenskjöld.

Nordenskjöld y Sobral

Poco antes de partir hacia la Barrera de Hielos Larsen.

Setiembre de 1902

 

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