UN ALUMNO DEL SUR Con el dolor por haber tenido que dejar su vocación naval pero abrazando su nueva vocación científica Sobral partió para Suecia. El joven ex marino se lanzó a un nuevo desafío, con ayuda de su familia más algunos ahorros que el tenía. No lo arredrarían las dificultades; la Antártida había sido una buena escuela para su carácter. No llegaba al país escandinavo un desconocido; el rey de Suecia lo había condecorado con la Orden de "Caballero de la Espada" y la Ordena "De la Estrella del Norte". A mediados de 1904 la Sociedad Sueca de Antropología y Geología lo había designado como uno de sus miembros; el Dr. Gunnar Andersson era secretario de esa sociedad. Sus compañeros de la expedición eran científicos de gran prestigio que además lo apreciaban enormemente en particular Nordenskjöld. No estaría sólo en su nueva y trascendente etapa. El nuevo alumno sudamericano ingresaba en una de las universidades más antiguas y prestigiosas de Europa. La Universidad de Upsala fundada en el año 1477. Estudiaría en la Facultad de Filosofía (Ciencias) donde se cursaban Humanidades, Ciencias Naturales y Matemática. A Sobral le esperaban largos e intensos años de estudio... AMOR Y ESTUDIO El destino le deparaba otra sorpresa. Una joven sueca de sólo 17 años asistió a una conferencia que daba un argentino que se le antojó moreno "como un moro". La rubia jovencita se llamaba Elna W. Klinstrom. El 6 de setiembre de 1906 se casaron. Fueron una unida y feliz familia que fue creciendo hasta totalizar siete hijos varones y dos mujeres, de los cuales cuatro fueron suecos y cinco argentinos. Sobral debía residir en la universidad así que sólo podía estar con su familia los fines de semana. El Dr. José María Sobral con su señora esposa Elna W. Klinstrom en 1945.
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