EL ENCUENTRO Y LA SALVACIÓN El día 7 de noviembre la Corbeta arriba a las proximidades de la Isla de Cerro Nevado donde encontraron al meteorólogo de la expedición sueca, Dr. Bodman, acompañado del cocinero Akerlundh -habían salido a buscar huevos pingüinos, para su mermada despensa-. Luego de la lógica sorpresa, excitación y mutuas preguntas, resolvieron que Bodman los guiara hasta el observatorio. El hielo impedía el avance de la nave así que el comandante de la Uruguay, acompañado del alférez Jorge Jalour, partió rumbo al objetivo, más distante de lo que les dio a entender Bodman. Caminaron interminables horas sobre el mar congelado y el accidentado terreno de la isla. En la mañana del día 8 de noviembre se produce el feliz y emotivo encuentro con Sobral, Nordenskjöld y los restantes científicos; del Antarctic nada se sabía y era urgente tratar de encontrarlo. José María Sobral describió así -en su libro "Dos años entre los hielos 1901- 1903"-, ese instante tan particular: "Yo en esos momentos me sentí todo lo feliz que se puede sentir un hombre, todas mis aspiraciones se vieron colmadas porque el éxito de la Uruguay era un triunfo para mi patria". LLEGA LARSEN Para completar la emoción que se vivió durante esa jornada, a las 22 horas de ese mismo día, llegan el capitán Larsen con cinco hombres, procedente de la isla Paulet. Hacía 15 días que habían salido de allí. Es de imaginar la alegría de todos ante esa providencial coincidencia que les permitió llegar justo a tiempo para ser rescatados; así se supo que su barco se había hundido, 20 millas al sur de dicha isla, estrujado por los hielos el 12 de febrero de ese año y que el resto de los náufragos se encontraban en ella. El día 9 la corbeta Uruguay consiguió aproximarse a la estación científica. A Sobral se le hace un nudo en la garganta, al ver esa imagen querida, la bandera de la patria al tope... Los recuerdos de sus años de cadete en esa nave de instrucción se agolparon en su mente. Partieron al día siguiente, dejando la precaria vivienda y los enseres que les dieron abrigo durante dos duros y largos años. Dejaban un mojón en la historia antártica...
La solitaria casa donde vivieron Nordenskjöld, Sobral y los restante expedicionarios, se mantiene en pie y República Argentina la cuida, para recordarnos el valor, el empeño y la abnegación, de aquellos hombres que han explorado y extendido las fronteras de la ciencia sobre el "Sexto Continente".
Jorge Luis East TELPIN Educa
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